Los tres Torinos hicieron historia en La Maratón de la Ruta y su performance fue inolvidable, tal es así que se conmemora su éxito 50 años después. La proeza es digna de contarse, como así también el destino de los vehículos que protagonizaron la maratónica carrera de Nürburgring.
El Torino número 3: Veinte años en un galpón
Hay toda una novela e investigación acerca de la originalidad de los autos. La coupé número tres, que fue de hecho la que logró finalizar La Maratón de la Ruta, estuvo guardada en un galpón en la fábrica Renault hasta el año 1989. Luego de comprobar su originalidad, se la restauró hasta quedar en perfectas condiciones y Renault decidió donarla al Museo Fangio, donde se encuentra permanentemente expuesta, en Balcarce.
El Torino número 2: Un rompecabezas
El Torino número dos pertenece a Mario Suarez, quien realizó un minucioso trabajo de investigación para dar con todas las partes y papelerías que acreditaran la originalidad de la segunda coupé. Las partes repartidas en más de 10 provincias sirvieron de hilo conductor para dar con el Torino perdido. Mario y su hijo iniciaron una tarea titánica de recuperación de piezas, refabricación de componentes faltantes y restauración general del casco: el Torino que piloteó Jorge Cupeiro estaba listo.
El Torino número 1: «La Bananita» abandonada
Uno de los Torinos fue más difícil de recuperar. Se trata del número uno, apodado “La Bananita”. Ése más que historia, sufrió histeria. Durante décadas parecía que la tierra se había tragado al componente que conformaba la tríada ganadora. Fue en San Luis que un camionero paró en una casa en San Luis para descansar. Allí, en el fondo de un patio y arruinada por la intemperie, vio una coupé Torino que se parecía demasiado a las de Nürburgring. Pertenecía a un ex empleado de Renault, a quien le habían entregado el auto como parte de pago. Luego de negociaciones, el camionero, llamado Hugo Cabrero, compró el Torino, lo cargó en su camión y se lo ofreció a Rubén Luis Di Palma, su mítico piloto. Ni bien se subió, el ex automovilista corroboró que era la coupé que había comandado en Nürburgring. Luego de investigaciones que corroboraran su originalidad, recibió la certificación de autenticidad por parte de Oreste Berta. El Torino faltante se terminó de restaurar, aunque continúa presentando la pintura agrietada y algunos detalles: la trilogía está completa.
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