
Desde el domingo pasado, parte de la familia de Fabiana Olmedo, que consiste en ella y sus cuatro hijos, vive en una casa hecha de corteza de árbol en el extremo norte del barrio 1º de Mayo. En frente, tienen un campo por donde sopla, áspero, el viento helado del invierno.
“Hacía un mes que no podía pagar el alquiler así que nos tuvimos que ir de donde estábamos viviendo. Cada 6 meses me subían $500 y ya no podía pagar más”, cuenta Fabiana. Ellos vivieron tres años a unas cuadras de ahí, donde pagaba $3.000 por una pequeña casa con una pieza y un baño. Desde que terminó el verano que no consigue nada fijo para trabajar, ni siquiera de lo que mejor sabe hacer: cocinar.
Por eso, sin lugar a donde ir, se fueron a las tierras fiscales cercanas, y, junto a la ayuda de vecinos, lograron armar una vivienda que apenas se mantiene en pie, pero que por lo menos los protege un poco del frío. “Yo siempre fui de trabajar y no necesité que me dieran nada pero en este momento está todo muy difícil”, confiesa sin quebrarse.
Fabiana se separó del padre de los niños hace ya un tiempo por violencia familiar. Incluso él estuvo preso hasta hace poco tiempo. Actualmente les pasa algo de dinero para la alimentación que “ayuda pero no nos alcanza, la verdad”, reconoce. Detrás del equipo de Resumen, llegó una camioneta de Desarrollo Social de Provincia con algunos colchones y frazadas. Le estuvieron haciendo unas preguntas y le entregaron 3 colchones, colchas y se comprometieron con algunas cosas más. “Ahora no se pueden quejar”, bromea Fabiana a sus hijos. Es que ahora tienen 10 mantas, del espesor de un hilo dental, por cierto. Pero están contentos porque antes no tenían ni eso.
Fabiana se entusiasma por la ayuda que recibió y también pensando que, a través de esta nota, más vecinos se puedan acercar y tenderle una mano: “Estoy recibiendo mucha colaboración, estoy muy agradecida. Los de la maderera me donaron un montón de metros de cables para que pudiéramos tener electricidad, Ariel me ayudó a levantar la casa y me acercaran bolsones de comida”. Cuando se le preguntó en qué se le podía ayudar, no dudó: “Lo más importante son los tirantes para el techo, una bolsa de portland y una garrafa pero todo ayuda, la verdad”. La familia cocina todo a leña pero no adentro de la casa sino afuera, en una parrilla improvisada. Unos metros antes de llegar, todavía se está recuperando la familia que hace algunas semanas se le prendió fuego la casa.
Fabiana, con su último hijo de 6 meses, tiene en total 7 pero actualmente viven con ella solo 4, a los que tiene que alimentar día a día. Tal vez con la visibilización de su problemática, que es parecida a la de sus nuevos vecinos, consiga más ayuda no solo de elementos para vivir, sino también trabajo.
Para ayudar, se puede llamar al vecino Ariel Herrera: 15543182
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