Finalmente la historia de Rubén Sánchez, la persona que desde hace 50 años trabaja para la congregación de los Salesianos no ha tenido un final feliz. Junto con su esposa, deberá dejar la casita que los cobijó durante décadas e ir a vivir a «una piecita que nos presta un amigo», de acuerdo a lo expresado por el propio Sánchez.
En diálogo con el programa «Todo Pasa» de la 88.9, Rubén Sánchez dijo: «ya me llegó el aviso definitivo que tengo que desalojar la casa. El jueves tenemos que irnos si o si. Hemos intentado por todos los medios llegar a un acuerdo con las autoridades de la congregación, pero se niegan a todo. No hay forma de que me reconozcan lo que invertí en la casa y encima dicen que miento cuando cuento la historia».
Sánchez, a lo largo de cinco décadas, trabajó para los padres salesianos cumpliendo distintas funciones (desde lavandero hasta cocinero, pasando por cuidado de enfermos y otros menesteres). Hoy, argumentos legales hacen que desde la congregación le exijan que deje la casa que construyó con sus manos dentro de los terrenos del oratorio.
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