
Columna especial de Gustavo Rossi, periodista especializado en Política Internacional. Un prestigioso escritor y politólogo planteaba desde su obra literaria, que los gobiernos que realizan abusos de poder y que atacan a la democracia llevan a la situación institucional de sus países a ser verdaderos “Estados Fallidos”.
La crítica velada de Noam Chomsky con este análisis estaba apuntada a los EEUU y sus intervenciones en el mundo. Hoy esa misma línea de pensamiento encaja como pieza de mecano, respecto de la realidad Venezolana. El presidente que fuera reelecto, bajo condiciones de proscripción a la oposición, gobernara hasta 2024, pero su actitud arrincono a la Democracia de Venezuela a los límites de la ilegalidad Institucional, todo valía a la hora de convalidar una continuidad de un gobierno que si bien nació como hijo de la constitución, pero torno en una verdadera dictadura sostenida desde la violencia estatal.
Nicolás Maduro no comprendió que la demagogia populista tenía un límite, el hambre de su pueblo. Y no es una frase basada en retorica: el pueblo venezolano está pasando por la situación de crisis alimentaria y sanitaria más profunda de su historia. A ello obedece la gran ola migratoria de venezolanos que salen corridos por la violencia de su gobierno, la de las calles y la falta de un proyecto de vida que les permita, ya no proyectarse en el tiempo, sino que su familia no caiga en la desnutrición .
Esta semana la situación tomó dimensiones internacionales, y llegó hasta el secretario general de la OEA (organismo que junto a la ONU analiza y sugiere salidas a situaciones que vulneran las democracias en los distintos países. Tomó una posición dura respecto de Caracas, Luis Almagro, en conferencia de prensa en Cúcuta (Colombia): “Este régimen lo que está perpetrando son crímenes de lesa humanidad, violación de los Derechos Humanos y el sufrimiento de la gente en éxodo inducidos. Hace que la diplomacia este en primer lugar, pero no debemos descartar ninguna acción”.
El titular de la OEA, con estas declaraciones dejo las puertas abiertas a avalar una intervención militar a Venezuela. Hoy tan inadmisible como un populismo irresponsable y violento.La libre determinación de los Pueblos, es un derecho internacional que debe ser sustentado y respetado aún más por los organismos internacionales quienes deben ser sus legítimos custodios. Lo que si debemos ser conscientes también, que la Venezuela de Nicolás Maduro.
Es un Estado Fallido.