Hoy es 29, el tradicional día del Ñoqui. Acá en Alta Gracia abundan, de todos los colores. Sería de necios no admitirlo. Pero hay algunos que olvidan su condición de contratados con privilegios y para tareas no tan fácil de esclarecer y se asumen a sí mismos como estadistas, “coachers”, opinadores y armadores políticos. Y con un sueldo que pagamos entre todos.
Es así el caso de Ricardo Beux, militante del PRO que se dedica a hacer posteos contra los medios en un momento de campaña en el que, tal vez, mejor sería dedicarse a buscar algo de unidad y coherencia entre los pares.
Beux desde el 2017 (luego de salida de Turdera) es contratado por el Senado de la Républica entre los 29 asesores de la Senadora Laura Rodríguez Machado (a la que sólo trae dolores de cabeza a cada rato), con una categoría A10 de técnico administrativo (pero según su currículum hace coaching para candidatos, capacitador de tareas de fiscalización, fotógrafo de campaña, entre otras cosas). El sueldo que percibe, según el escalón es de 23.804,80 pesos, que, se supone, corresponden a determinadas tareas que la misma Machado le asignó, que seguramente no contemplan el manejo de dos o tres perfiles truchos mal disimulados.
Y no es tan ilógico si se tiene en consideración que en 2017 se instaló en Alta Gracia una Oficina Legislativa que debería, “recibir trámites para proveer de información a nuestros legisladores, también se recibirán proyectos y se atenderá a la gente. La idea es que la parte legislativa esté más cerca de la gente”, aseguraba el propio Beux quien se presenta como encargado de Prensa y Comunicación del PRO y de la Oficina (que alguien le explique que no son lo mismo).
En la búsqueda
Las malas lenguas aseguran que Beux, antes de empezar allá por el 2014 a militar en el PRO, andaba buscando acomodarse en algún lugar administrativo con otros partidos. Eso, por lo menos hasta ahora, no salió a la luz, pero sí se difundieron ya desde hace varios meses sendos mails y mensajes de whatsapp que revelan como el militante con aspiraciones de periodista apuntaba a serruchar el piso con textos demoledores a las oficinas de Buenos Aires, a varios de candidatos y referentes para quedarse con algo más que el amor partidario o de la alianza Cambiemos.
Roberto Brunengo nunca fue santo de su devoción, desde un principio. Eso quedó por demás claro en julio del año pasado cuando Beux sentó en una reunión partidaria a Raúl Tamborenea, alias Mario Esperanza; un anonymus local que fue denunciado por el edil radical por las embestidas que no ahorraron su vida personal (ni la de Morer). Pero bueno, ellos son radicales. Lo que pasa es que tampoco mostró mucho amor por el referente local Ignacio Sala y, allá por 2016, cuando empezó el escándalo de la revocatoria, no se mandó a guardar nada y pegó el portazo.
No se sabe que habrá pasado, pero cuando en junio de 2017 Tomsy Turdera, abandona el cargo en la Oficina Legislativa y su contrato con el Senado, ni lerdo ni perezoso (por decir algo), Beux se queda finalmente con su puestito y con una retribución mensual. Lo curioso es que, polémica más o polémica menos, con respecto a la salida de Turdera, se habló mucho de un supuesto reglamento que prohibiría a los contratados del Senado hablar de política, hacer campaña y proselitismo. Y menos coaching, se supone.
Tal vez haya sido un recurso para callar el vecino de La Paisanita, porque está a la vista de todos que Beux se pasea por actos partidarios y radios locales, cual referente reconocido y opina acerca de las situación macroeconómica nacional cual experto. Ni hablar de sus posteos despectivos sobre los medios, que como Responsable de Prensa, dice conocer mucho.
No es lo mismo
Beux, aseguran ,muchos, se dedica a chatear toda la mañana con periodistas locales, presumir un supuesto rol de “operador” de comunicadores con algo más de experiencia y espalda que él. Sería bueno que le dedique algo más de esmero a esos dos, como mucho, comunicados mensuales que saca desde la Oficina que nunca se entiende si son del PRO o de Nación. Porque no es lo mismo. Así como no es lo mismo cobrar plata de todos para hacer política partidaria, coaching y demás, o trabajar, de verdad, para la administración nacional.
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