Aquel 22 de julio fue un gélido sábado invernal. Desde muy temprano se había corrido el rumor por los habitantes de la ciudad que el líder cubano, Fidel Castro y el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, visitarían la emblemática “Casa del Che”.
Ya para esa época, hace trece años atrás, la presencia de los dos dirigentes generaba polémica. Ambos se encontraban en el país debido a la Cumbre del Mercosur, cuya sede era en Córdoba.
No había certezas, pero tampoco dudas, de que visitarían la casa museo. El arribo se produjo bajo un imponente operativo de seguridad, entre cánticos, aplausos y gritos. Castro y Chávez fueron recibidos por el intendente local, Mario Bonfigli. Ambos lucían sus vestimentas características para montar un show inolvidable para la ciudad de Alta Gracia: Fidel, su traje de fajina verde oliva y Hugo, su distintiva camisa roja.
Al iniciar la visita los dirigentes se tomaron la inmortal fotografía junto a la estatua de bronce de “Ernestito”, en Villa Nydia. La postal recorrió la ciudad, el país y el mundo. Se retiraron sin hacer declaraciones a la prensa, firme en el lugar.
El resto de la historia, valga la redundancia, es historia: ésta fue la última exposición pública fuera del país de Fidel Castro antes de caer enfermo y abandonar la gobernación de Cuba. Hugo Chávez, por su lado, se encontraba atravesando su segundo mandato presidencial, cargo que ocuparía hasta su muerte, en marzo de 2013. Ambos dejaron su huella del paso por la ciudad: el día que Alta Gracia vio desfilar por sus calles a dos dirigentes tan queridos por unos, como defenestrados por otros. Tan imborrables de la memoria colectiva, como polémicos por la forma en que dejaron su huella en la historia.
Comentarios: