El hecho sucedió hace pocos días en la ciudad, y aún conmociona a la familia de un niño de 13 años que no sólo tuvo que hacerle frente a una situación de violencia que terminó con el joven internado, sino también a la burocracia de un sistema educativo que los tuvo en vilo por más de una semana hasta que lo reubicaron en otro colegio.
“Me moví sola, nadie -de los que deberían haberlo hecho- se solidarizó con la situación de mi hijo. Me dijeron que buscara algún colegio que pudieran recibirlo, así de simple”, afirmó la madre del niño que fue agredido a sólo 4 cuadras del establecimiento educativo; y agregó: “Comenzaron a insultarlo, a escupirlo, no es la primera vez que pasa, viene sucediendo hace bastante tiempo y nadie tomó cartas en el asunto. A principio de año vino con hematomas, hablé en la escuela y creí que ya lo peor había pasado pero no fue así”, añadió.
El hecho
El niño volvía de la escuela y dos compañeros comenzaron a insultarlo, a provocarlo y escupirlo; él les contestó y ahí comenzó la golpiza. Le pegaron trompadas, cabezasos y le propinaron golpes en el estómago. Un compañero les gritó para que lo dejaran y lo socorrió porque estaba mareado y tirado en el piso. Una vez que se recompuso un poco, volvió a su casa y fue llevado por su familia hasta el sanatorio donde le realizaron los estudios pertinentes, sobre todo, por los golpes recibidos en la cabeza y los médicos del lugar determinaron que quedaría internado en observación por un día ya que aún permanecía dolorido y bastante mareado.
La familia hizo la denuncia correspondiente y posteriormente comenzó el peregrinar por Inspección de Escuelas Secundarias y el propio colegio donde le habrían contestado a la mamá “que los chicos son así, y a veces arreglan los problemas a los golpes”. Desde Inspección en tanto -de donde este medio no pudo obtener respuestas a pesar de los reiterados llamados- le habrían informado a la familia, que el pase estaba, pero que ellos mismos debían buscar un establecimiento escolar que “a esta altura del año” lo recibiera. Por fortuna, la dirección de otro colegio, no tuvo problemas en recibirlo, y el joven ya está reubicado.
¿El motivo?
El niño agredido tiene diagnosticado TGD (Trastorno Generalizado de Desarrollo), y -al parecer- eso habría generado las agresiones que viene sufriendo desde que se incorporó a la escuela secundaria. “Como mamá puedo decir que lamento vivir en esta sociedad donde tener discapacidad es tachar a un ser humano de la sociedad. Ver a mi hijo que no puede dormir por todo ésto me quebró y si hubiese sido otro tipo de persona no se como terminaba la historia, pero yo tengo moral”, subrayó visiblemente afectada la madre del niño que, como aclaró, está conteniendo a su hijo debido a los trastornos que ha generado lo vivido, no sólo en su desarrollo diario, sino también en su crecimiento.
NOTA: No se publica el nombre del niño ni el establecimiento educativo al que concurría con la finalidad de proteger su identidad.-
Foto ilustrativa
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