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“No estoy diciendo que jamás comas un pedazo de queso, sino que ahora ya no lo vas a comer con la misma mirada que antes”

Paulina, de 29 años y vecina de la ciudad, comenzó a transitar un camino de búsqueda personal desde muy pequeña. Cuestionó, entre otras cosas, dogmas impuestos, creencias y en particular, diferentes maneras de nutrir el cuerpo y el espíritu, dudando de los constructos sociales de lo que se consideraba saludable o
nocivo para la salud y así fue incursionando casi de manera involuntaria en el veganismo.

“Es un proceso complejo. No sabría exactamente desde cuándo lo inicié pero podría decir que mi proceso empezó desde que nací a través de los discursos de mi mamá vegetariana y luego en 2012, 2013 pude concretar de alguna manera aquellas interpelaciones de la infancia” comentó la profesional en diálogo con RESUMEN y siguió: “Aún así, desde mi experiencia, hay algunas cosas que he podido aprender y que sigo nutriendo, por ejemplo la pregunta reflexiva siempre tiene lugar; el respeto ante las diversas respuestas y los tiempos de los procesos de otros; que no existe tal vegano perfecto ni modelo a seguir; y el reconocimiento del sufrimiento en los otros no siempre es lineal ni aprendido en tiempos ideales” remarcó.

Consultada acerca de alguna experiencia que la haya suscitado a modificar de manera trascendental su dieta, Paulina  relató: “Al principio me sentía muy cansada y con mucho sueño. Comía mucha carne porque trabajaba en un call center en pleno centro de Córdoba y eran reiteradas las visitas comercios de comida chatarra. Llegó un momento en el que empecé a cuestionar por qué cada vez que comía carne tenía una necesidad casi insostenible de dormir. Un agotamiento y sueño que me llevaba a no poder pensar claramente y mi objetivo era cuándo llegaré a casa a dormir. Entonces empecé a disminuir el consumo de carne y tratar de comer más verduras. De a poco me sentía más liviana y más predispuesta a hacer otras cosas. Podía notar efectos reales en mi cuerpo sobre todo en mi energía, pero también en la piel, el pelo, los dientes, la grasa corporal, etc. Poco a poco me fuí desafiando a mí misma optimizar mi estado. Cada vez quería sentirme mejor. Buscaba información en internet y en comunidades vegetarianas hasta que llegué a vincularme con gente vegana”
Fue así que la Psicopedagoga investigó y se contactó con la comunidad vegana y compartiendo recetas donde desestimó la creencia que comer solo verduras significa pasar hambre. “La verdad que es impresionante como se come. A veces las personas que no saben cocinar desde el vamos se quedan en las pastas, en las papas y en la soja” afirmó. Asimismo, recomendó el asesoramiento de especialistas en nutrición vegana.

Con respecto a las relaciones interpersonales y eventos sociales Torres dijo: “generalmente uno se las rebusca. Se ponen en marcha procesos cognitivos de anticipación, y la comida la llevas desde tu casa. En otras situaciones tus amigos con mucho amor y respeto ya lo saben y buscan la manera de que estés incluído en el plan o se suman al día vegano. Cada vez hay más lugares con opciones veganas e incluso restó exclusivamente veganos. Pero suponiendo que nada de eso ocurre, entran en juego muchas cosas. Y lo que terminas haciendo es lo que podías en ese momento y en ese estado físico y psíquico. Así que pienso que si te comiste un pedazo de pizza, tampoco te tenés que dar latigazos al llegar a casa. Porque repito, somos humanos con procesos diversos y complejos, no lineales ni perfectos”.

Como defensora de los derechos del animal y sobre todo respetuosa de la diversidad de opiniones, Paulina remarcó que no existe vegano perfecto según su punto de vista, por lo que los tiempos son subjetivos. “Simplemente puedo decir que una vez que empezar a dar lugar a tales preguntas y buscas respuestas, ya no hay marcha atrás. Y con esto no estoy diciendo que jamás comas un pedazo de queso, sino que ahora ya no vas a comer con la misma mirada que antes. Aprendés, cambiás y actuás”
Concluyó diciendo “Algunas personas lo verán(al veganismo) como una mera moda y otros como una filosofía. En todo caso, si responde a una moda, que llegue para quedarse. Hoy en día sabemos los daños que los sectores de la ganadería y de la agricultura desmedida están produciendo en los ecosistemas de todo el planeta”

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