
Rodeada de familiares, asistentes, amigos y los abuelos que están con ella en la Residencia para Adultos Mayores Renacer II, Rosa Moreyra cumplió ayer sus 102 años de vida. En la fiesta no faltó nada, hubo torta, masas finas y muchas otras cosas ricas. Aunque se desplaza en una silla de ruedas y ha perdido un poco su audición, la fortaleza y las ganas de cumplir muchos años más hacen de Rosa una persona extraordinaria. Nació en la ciudad de Córdoba, donde vivió casi toda su vida hasta que en los últimos años su único hijo decidió mudarla a Alta Gracia.
Los ojos se llenan de lágrimas cuando recuerda una infancia difícil junto a sus 12 hermanos ya que su madre falleció cuando todavía era muy joven. Pero ese breve llanto se esfuma rápidamente y en sus labios brota una hermosa sonrisa cuando se remonta a su juventud: “Íbamos siempre a todos los bailes y bailábamos cuarteto o lo que fuere”, expresa Rosa y agrega: “A mi marido lo conocí en uno de esos bailes; hace muchos años que él ya murió”.
En la “Resi” como le dicen todos se encuentran alojados 20 abuelos que se dividen en catorce mujeres y 6 hombres. Las asistentes van y vienen de manera permanente para atenderlos, cuidarlos y también mimarlos. A las amigas de ella se les escapa una sonrisa cómplice cuando se les consulta si en la Residencia de Ancianos se había formado alguna pareja. “La hubo pero ahora ya no”, apunta una enfermera al pasar.
Rosa Moreyra vuelve a retomar la palabra y asegura que antes “la gente era más buena; ahora está todo como muy raro”. Rememora todo el tiempo que pasaron juntos con su marido que “era maquinista del ferrocarril y nosotros teníamos la casita en Barrio Empalme, ahí al lado del arco de entrada a la ciudad de Córdoba”, finaliza.
Días de festejo
“Acá en la Residencia se festejan los cumpleaños de todos los abuelos. Primero se lo hacemos acá y después la familia se lo festeja cuando quiera”, asegura Ramiro Benigno que junto a Valeria Navarro son los dueños de Renacer I y II. “También festejamos los días del Padre, de la Madre y el de la Primavera donde hacemos una hermosa fiesta y también elegimos a la Reina, el Rey y las princesas”, agrega Valeria. “Siempre en estos momentos especiales viene el profesor de música y también el de gimnasia; entonces se arma enseguida el baile”, dice Benigno e informa que al día de la Primavera “ya convocamos a unos chicos de una academia de baile que van a realizar un baile especial para que lo disfruten todos los abuelos”, cierra
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