
El pasado jueves 1º de diciembre el boleto del transporte urbano de pasajeros de la ciudad sufrió una nueva suba; esta vez se fue de $9 a $10. Cabe recordar que en octubre había tenido otro aumento pasando de $7 a $9, y el importe de la segunda sección trepó a $10. Más allá que tanto desde el municipio como los propietarios de las empresas argumentan “que es necesario porque la inflación se escapa demasiado rápido”, los pasajeros siguen reclamando por el estado de los vehículos, la falta de cumplimiento en el horario y la ausencia del servicio en determinadas zonas. Tanto los aumentos, como las quejas se repiten año año pero parece que nadie puede o “quiere” ponerle el cascabel al gato a este tema
Es importante recordar que el actual secretario de Economía, Edgar Pérez manifestó hace un año atrás que de incorporarse a la banca (que le corresponde) del Concejo Deliberante lo primero que haría como concejal sería modificar el tema del transporte y hacer varios cambios que son necesarios y “urgentes”; sin embargo eso no ocurrió y quien está a cargo en la actualidad (José María González) ha realizado varios anuncios que aún no se pueden poner en práctica, un poco por el escaso tiempo que está al frente de la dependencia municipal, y otra, quizás, por falta de voluntad política para cambiar algunos aspectos problemáticos de raíz.
Volviendo al “retoque” actual, hay que señalar que este nuevo aumento entra de los previstos en octubre pasado cuando el Concejo Deliberante aprobó el proyecto de ordenanza elevado por el Ejecutivo, dando lugar a los requerimientos de los propietarios de líneas de transporte local. En aquella oportunidad, se dio lugar a un aumento escalonado, del cual este nuevo incremento es el segundo (y definitivo) paso previsto para este año.
¿Somos los más caros?
Mientras en nuestra ciudad se aplica desde ayer el aumento que fuera concedido hace dos meses, en otras plazas como Córdoba capital, donde el boleto cuesta $ 9,15, los empresarios ya solicitaron oficialmente un nuevo incremento que llevaría el precio por viaje a $ 12,55, lo que implicaría un aumento del 37%.
A mediados de 2015, un relevamiento periodístico,daba cuenta que Alta Gracia se encontraba entre las ciudades de la provincia con boleto más barato (por entonces $5), junto con San Francisco. Un poco por arriba de ese precio se encontraban Villa María, Río Cuarto y Río Tercero (entre $5,50 y $6). Córdoba y Carlos Paz, por ese entonces estaban los $6,50. Hoy el panorama ha variado levemente. Este nuevo incremento en nuestra ciudad coloca el boleto urbano un poco por encima del capitalino, pero todo parece indicar que eso pronto se revertirá. Eso si, Carlos Paz tiene un boleto urbano de $10 ya desde mayo pasado.
Igualmente, todo es muy relativo y cambiante. Comparar costos, incluso, puede ser odioso y convertirse en un análisis parcial. Si bien la ciudad de Córdoba tiene recorridos mucho más extensos que en nuestra ciudad, y la demanda requiere frecuencias más periódicas, también es cierto que la cantidad de usuarios es muchísimo más importante. Y el volumen de pasajero engorda también la facturación de las empresas.
El servicio
Otro tema a la hora de analizar sería la prestación del servicio por parte de las empresas. Mejor dicho, la calidad de prestación y el nivel de satisfacción del usuario diario. A la hora de entrar en este terreno, comienza el dilema que saber qué fue primero, si el huevo o la gallina entre empresarios, usuarios y municipio. Un juego donde entran factores como la falta de inversión, la escasez de fondos disponibles, la inconducta de los pasajeros y el estado de las calles por donde deben transitar las unidades. Un combo que finalmente, siempre termina pagando el usuario.
“El subsidio no alcanza”
El servicio de transporte urbano local recibe, como todas las empresas de transporte, un subsidio nacional que en el caso de Alta Gracia alcanza cerca de los $20 millones por año. Consultados al respecto de la necesidad de aumentar de todos modos el boleto, ignorando quizás, el estado del servicio que se presta, los propietarios coinciden en afirmar que “el subsidio no alcanza”.
Para entender un poco de que se trata ese subsidio que en el caso de la empresa Garay, por ejemplo, alcanzó los $12.179.198,64 si se tiene en cuenta hasta septiembre de 2016, y para las otras prestatarias llegó a $2.011.437,60 (Martínez) y $2.367.903,07 (Good Travel), hay que observar de que manera se depura ese dinero cada mes. Las compensaciones tarifarias alcanza el 80% del monto que recibe cada empresa por mes, mientras que la compensación por régimen de gasoil a precio diferencial llega al 20% restante. Lo cierto es que cada una de ellas percibe abultadas sumas que “no hacen más que paliar la gran cantidad de gastos que tenemos”, advierten.
Del lado municipal, en tanto, justifican las decisiones de aumentar el boleto manifestando que “hay que equiparar, pensando en el usuario, pero sin dejar de lado al empresario”, sostuvo Marcos Torres, edil de UPC cuando se debatió el aumento de boleto en el Concejo Deliberante. Hay que destacar, además, que mediante un operativo que se realizó hace pocas semanas, desde Secretaría General se secuestró una unidad por su mal estado, de todas maneras, no hay que colocar grandes puntos de control para relevar varios colectivos que circulan sin la comodidad necesaria, con asientos rotos, vidrios en el mismo estado y algunos detalles más que en más de una oportunidad dio a conocer algún usuario en las redes sociales.
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