
El predio municipal ubicado junto a barrio La Perla, que hasta hace poco tiempo se había convertido en un nuevo basural, vuelve ahora a ser noticia, pero en otro sentido. Resulta ser que los movimientos de tierra que se vienen desarrollando en un amplio sector del predio, terminaron sacando a la luz algunos descubrimientos que asombraron a los operarios primero, alertaron a los funcionarios después y llaman la atención de historiadores y estudiosos del pasado de nuestra ciudad, algunos de los cuales han recorrido ya el predio.
Basura por deporte
El predio, como se sabe se encuentra en pleno proceso de remediación, reciclándolo para que en un futuro deje de ser un foco infeccioso y se convierta en un ámbito de esparcimiento y reserva natural. Entre los trabajos que se llevan adelante, está la limpieza de escombros, basura y yuyales en un amplio sector llano entre los cerros. Allí está prevista la construcción de una pista de atletismo y un sector dedicado al deporte para la gente del barrio La Perla y aledaños.
Pues bien, fue allí donde los operarios de las máquinas se toparon los algo más que un montón de malezas y escombros apilados.
Eso no se toca
Los yuyos y la basura dejaron lugar a vestigios de nuestro pasado que se eligió no toca: por un lado una pared que se mantiene en pie de lo que habría sido un viejo obrador. Paredes gruesas, argamasa primitiva para unir las piedras, y una fecha: Abril 1912. Junto al muro, restos de la construcción, derribados por el paso del tiempo o, ta vez, la mano del hombre en algún momento.
Si este muro y esa inscripción llamaron la atención, no lo fue menos lo encontrado solo a metros de ese lugar: una hornilla de cal, cuya construcción indicaría que es aún anterior a la fecha inscripta en la pared del muro encontrado. De construcción rústica, pero con detalles cuidados, este horno habría sido el destino de la piedra de cal encontrada en la zona y trasladada luego a construcciones en nuestra ciudad. La fecha (1912), remite en un ejercicio de memoria, a la década del siglo pasado cuando fuera construído el Sierras Hotel y muchas otras obras de la Compañía de Tierras y Hoteles. ¿Tendrán relación con este pasaje histórico de nuestra ciudad?
Pero si esto fue motivo de asombro para los trabajadores del lugar, mayúsculo fue el descubrimiento que hizo personal de la Fundación Natura en la cantera aledaña a las construcciones, donde hallaron una bocamina abandonada, que aún siguen estudiando (ver aparte).
La hora de los hornos
Según se referencia en distintos escritos, Alta Gracia tuvo muchos hornos de cal a principios de siglo pasado. Tantos que, cuentan, estaba la puja entre los hornos del Norte y los hornos del Sur. Los primeros, patrimonio mayoritariamente de Don José Guardabassi, y los segundos, trabajados por De la Fuente. Tiempos donde el auge de la construcción en la ciudad exigía grandes cantidades de materiales, y nuestras sierras los brindaban en forma generosa. La piedra caliza extraída de la montaña era quemada en hornos que muchas veces se ubicaban relativamente cerca de las canteras, o bien trasladada hasta la ciudad para su procesamiento y posterior venta. Años más tarde, la calera de Juan D. Rossi hasta hizo instalar un ramal del ferrocarril para que los vagones trajeran o llevaran la pieda o el material elaborado desde la misma fábrica, al país. Hablamos de moliendas y hornos que se ubican a partir de la década de 1920. Los hallazgos en barrio La Perla estarían datados unos años antes e incluso la hornilla se presume aún anterior.
Hace algún tiempo, en la zona aledaña al Cerrito (donde en los años ochenta hubo un circuito automovilístico), pudo conocerse que el propietario de aquellos campos habría descubierto lo que a todas luces eran instalaciones jesuíticas destinada a la extracción y tratamiento de la piedra de cal, y habría preferido no darlo a conocer públicamente.
Lo encontrado en el ex basural de La Perla aún no ha podido ser evaluado, pero todo parece indicar que forma parte del valioso patrimonio histórico de nuestra ciudad.
Un asombroso viaje en piragua por el corazón de la montaña
Los hallazgos en barrio La Perla no dejan se asombrar. Dias atrás, explorando una vieja cantera abandonada, gente de Fundación Natura encontró una bocamina en el fondo mismo de la cantera, y luego de retirar del lugar malezas y residuos acumulados durante años. El descubrimiento llamó la atención de los ambientalistas, y la curiosidad los llevó a explorar el lugar, a través de una rudimentaria escalera trabajada en la piedra misma. En la mina, agua. Mucha agua. Tanta que decidieron ir a buscar una piragua para recorrer el lugar.
Así, munidos del bote, un par de remos y linternas, se introdujeron en el lugar, que no dejó de asombrarlos a cada instante. Sería una mina que tendrá no menos de treinta metros en un viejo socavón donde conviven el agua, la piedra, los murciélagos y las plantas acuáticas que poco necesitan de la luz. Trascendió que este lago subterráneo tendría derivación a través de otro socavón, aunque este no fue explorado todavía.
Este hallazgo, al igual que los vestigios encontrados en el llano contiguo a la vieja cantera, fueron comunicados a funcionarios municipales, que por estos días estarían buscando especialistas para que hagan una lectura adecuada del valor histórico y ambiental que pudieran tener, y darles el tratamiento que se necesite.
Comentarios: