Cuando a Gustavo Díaz le ofrecieron hacer unas esculturas para una asociación que trabaja con niños bajo tratamiento oncológico, aceptó inmediatamente. Desde hace tiempo, este hombre de 56 años quería ayudar a otros y consideraba el arte como un medio para ese fin, según relata a La Voz del Interior.
La propuesta inicial fue la de reproducir las figuras de una mamá, de un papá y las de dos niños. Pero Díaz quería hacer algo “más alegre” y que demostrara “fortaleza”.
Fue entonces cuando propuso hacer superhéroes: una niña de 6 años con una capa; un niño de 12 con un símbolo en el pecho, y un Spiderman, entre otros. Pero todos ellos con una particularidad: llevan barbijo, para generar identificación con los pequeños que tienen cáncer.
Díaz es escultor y emprendedor de Alta Gracia, dueño de una fábrica de premoldeados denominada “Miguel Ángel”. Tiene tres hijos; uno de ellos sigue sus pasos y también es escultor, otro es ingeniero, y otro, soldado.
Díaz es, además, un excombatiente de la Guerra de Malvinas. Asimismo, es el creador del monumento a las Malvinas Argentinas que se puede ver en Alta Gracia. La imagen es imponente y está basada en una fotografía real: un soldado que sostiene a otro que yace en sus brazos. “Fue mi primera escultura, y la hice a pedido de otros excombatientes”, recordó a La Voz.
Entre sus actividades, Díaz realiza talleres de escultura para niños en Alta Gracia y en Villa del Prado.
Este año le llegó otro desafío, esta vez propuesto por la Asociación Civil Soles, de Catamarca: hacer esculturas para alentar a las familias de niños con cáncer. “Esto es para gente humilde, esa asociación alberga a los padres de niños en tratamiento oncológico. Les dan estadía, les dan de comer. Hacen algo muy lindo”, reflexionó Díaz, quien no cobró honorarios por su trabajo.
Cada escultura de este tipo cuesta unos 150 mil pesos y lleva más de dos meses de trabajo. Los materiales que utilizó fueron financiados entre la fundación catamarqueña y comerciantes amigos de Gustavo.
Trabajo colaborativo
Para las esculturas de la asociación Soles, contó con la colaboración de seis alumnos y alumnas altagracienses, de entre 10 y 12 años, que concurren a sus talleres.
A veces, Gustavo se encontraba esculpiendo hasta las dos de la mañana. “Fue muy duro trabajar en un tema tan sensible. Por ahí me largaba a llorar”, contó. “Soy un instrumento, estoy en este mundo para acompañar eso”, destacó.
Junto con los niños escultores y sus familias, fueron días atrás a Catamarca para instalar las obras. También llevaron plantas para sembrar a su alrededor. Fue un momento compartido entre todo el grupo de trabajo. Todas las estatuas ya lucen en una plaza frente a la asociación Soles.
Fortaleza y alegría
La idea de la familia tradicional no lo convencía. Entonces, consultó con especialistas en el tema y alguien le recomendó realizar figuras de superhéroes como una forma de acercarse a esos niños en situaciones vulnerables. “No quería hacer algo triste. Quería hacer algo que muestre fortaleza y alegría”, precisó.
Tres imágenes de superluchadores, colmadas de detalles, fueron el producto final. Una niña sin cabello, con un barbijo y una capa de heroína de 6 años, de 80 centímetros, luce con capa y escudo como Capitán América. Otro niño sin cabello y de unos 12 años, de 1,30 de altura, lleva auriculares y tiene una posición parecida a la de Goku (personaje de animé). Y la figura del Hombre Araña en su clásica postura completa el trío, pero con un detalle singular: también lleva un barbijo.
Fuente: La Voz del Interior, María Luz Cortéz, *Corresponsalía Alta Gracia