Sociedad

Silvina lucha para que se acepte a su perra Astrid como acompañante terapeútica

Cuando tenía 16 años, Silvina Ponce sufrió un accidente al caerse de una escalera y fruto de ese golpe se le diagnosticó un trastorno cognitivo conocido como Sindrome Orgánico Cerebral grado III.
Actualmente, ella tiene 34 y ese padecimiento le fue causando de manera gradual pero permanente algunos daños en la memoria lo que le provocó dificultades en el habla y en sus recuerdos.
Su mamá, María Ester Esparmen, siempre estuvo a su lado pero desde hace un año, por recomendación del neurólogo y también para lograr cierta independencia, Silvina logró tener una compañía “terapeútica. Se trata de Astrid, un hermosa perra callejera de color negro que la acompaña a Silvina a tiempo completo. Desde ese momento, entre ambas se forjado una amistad entrañable en la que Silvina se ha visto renovada en su quehacer cotidiano y según indica su madre el cambio que se ha producido en ella es realmente notable.

Lucha y dificultades
Más allá del amor y la compañía de su perra entrenada para la asistencia terapéutica; la dificultad que atraviesan es lograr que Astrid sea aceptada por una parte de la sociedad que no logra comprender la situación que atraviesa. Sobre todo en cuanto a la discriminación que ha sufrido sobre todo en algunos comercios o en el momento de ir a hacer las compras al supermercado.
Silvina Ponce está casada pero pasa mucho tiempo sola -aunque ahora con Astrid- porque su marido trabaja como taxista.
“No hay ley vigente que regularice los perros callejeros sino que tienen que ser de raza y Astrid es una perra callejera por más que esté entrenada”, asegura a RESUMEN la mamá de Silvina, Maria Ester Esparmen y agrega: “La ley
contempla a los perros lazarillos para los no videntes. Entonces como Silvina ve y no se le nota la enfermedad pareciera que no existe una ley que la considere”.
Astrid, al no ser solamente un mascota suele tener inconvenientes para estar con Silvina “porque a veces la gente no lo suele entender que es una perra acompañante terapeútica y tiene que estar pegado al lado de mi hija para ver cuáles son sus cambios o si tiene ataques de pánico, de fobia o de epilepsia”
“Hay lugares como el supermercado que no se le permite el ingreso más allá de que Astrid tiene todas las inspecciones médicas- veterinarias y las autorizaciones sanitarias correspondientes. Ella está todo el día con ella y también por la noche, porque Silvina se puede despertar muy asustada y Astrid está pegada a su cuerpo para ayudarla”.
La madre de Silvina destaca la actitud de la empresa Sierras de Calamuchita que es la que la traslada diarimente a su hija y a la perra. “Todos los empleados de la empresa son sumamente amables, a veces el problema es la gente que viaja que pone algún reparo pero los choferes permanentemente le han dado su lugar y su espacio”.

Expo Emprendedora
El pasado fin de semana, madre, hija y lógicamente también Astrid; estuvieron presentes en la feria Expo Emprendedores que se relizó en Alta Gracia.
Allí mostraron al público los trabajos que realizan en el emprendimiento denominada “Arte Alma, artesanía utilitaria” y también tuvieron la oportunidad de contar su caso ante el público.
“Estamos muy agradecidos que nos hayan invitado”, sostuvo María Ester y añadió que Silvina está estudiando en la Ciudad de las Artes la carrera de Paisaje Contemporáneo y el año pasado se recibió y fue abanderada de la Escuela de Cerámica Industrial”.
En la actualidad, Silvina necesita estar mentalmente activa prácticamente todo el tiempo “porque necesita conectarse todo el tiempo a nivel social. Entonces éste microemprendimento forma parte de su rehabilitación. Además, ahora que está Astrid ella puede salir mucho más, cosa que antes se le hacía muy dificultoso y si salía de casa no sabía cómo regresar”, finalizó María Ester.

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