El mes pasado habían comenzado las clases en la Escuela de Artes y Oficios Intendente Marcelo Rojas, donde además de aprender, se lleva adelante una cruzada solidaria que desde hace un año trabaja de forma constante.
Junto a las alumnas de Peluquería, se corta el cabello de forma gratuita los segundos y cuartos jueves de cada mes, lo recolectan y luego lo envían a la Fundación Vanesa Durán, donde se confeccionan las pelucas. No obstante, esta actividad se vio suspendida, como todo, ante la cuarentena obligatoria.
En aislamiento todavía se puede ayudar: luego de la cuarentena, si te querés cortar el cabello, donalo. Incluso si en el hogar te cortaste el cabello, se puede reservar y donarlo después.
Para poder donar el cabello, hay que seguir rigurosos pasos: hay que limpiar y secar antes de cortar, debe tener un mínimo de 25 centímetros, debe estar el mechón atado por las dos puntas en trenza o coleta, y colocarlo en un sobre cerrado con los datos de la o el donante: nombre, apellido, correo electrónico y teléfono.
La historia
Todo comenzó cuando Maité Alma, de ocho años, con la inocencia y la curiosidad de una criatura, le preguntó a su madre cómo hacían los niños que tenían cáncer y perdían su pelo. Mariana Ludueña, la mamá, le comentó que se les presta una peluca. Sin dudarlo, Maité dijo que quería cortarse el pelo y donarlo para hacer una. La mamá inmediatamente empezó a averiguar dónde podrían hacer este loable gesto, y dio con el Movimiento Trenzando Voluntades, de la Fundación Vanesa Durán. A ella la siguió una compañerita, Zoe, que quiso también donar su cabello.
En Alta Gracia llevan adelante esta iniciativa Mariana Ludueña, Claudia González, peluquera, y Georgina Ruzafa, profesora de peluquería desde hace treinta años. A estas mujeres, sumadas a las alumnas, las une la amistad y las ganas de ayudar y de regalar una sonrisa a las mujeres que se encuentran atravesando un difícil momento.
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