Màs de 10 mil personas pasaron por la segunda velada de Colectividades, una noche «joven», marcada por distintos géneros desde el rock de los locales Mixtura y Surikata Ki y de los Rosarinos La Semilla. Luego vino la hora de los ritmos de la cumbia con Se menea y La fase 2.
No faltaron los danzas, con una hermosa apertura a cargo de Ballet Municipal, la alegre sensualidad de las bailarinas àrabes de Siria y Lìbano, con los ballets Ashtar y Amani y los colores y de los vestuarios y ritmos siempre aplaudidos de la delegación boliviana.
Antes de dejar el escenario en mano de los platos fuertes de la noche joven, Banda del boliche, Puli Moreno, Play Movil y Rey Manda, fue el momento de la coronación de la reina. En realidad, este año pasó a llamarse Embajadora en cuanto, más allá de oficiar de soberana de Colectividades será quien, junto con sus compañeras, representará a nuestra ciudad y sus encantos por distintos eventos en todo el país.
La ceremonia de la coronación contó con la participación del Secretario de Turismo de la Nación, Alejandro Lastra, el Secretario de Turismo de Córdoba Sebastián Valente y el Presidente de Festival de Jesús María Nicolás Tottis, quienes intercambiaron obsequios con el Intendente Facundo Torres y el Director Ejecutivo del Encuentro, Luis Risso y la Directora de Turismo, Betina Chiacchio.
Las ganadoras
De las 11 candidatas que subieron al escenario, cinco fueron las premiadas.
Laura Bulgarella es la nueva Embajadora de Alta Gracia; Primera Princesa Paula Moreyras y Segunda Princesa Noelia Talavera.
Menciones Especiales para Victoria Cipolloni y Eliana Olmedo.
Cabe destacar que para las cinco ganadoras està previsto un contrato municipal para tareas de promoción en el Área de Turismo.
La cumbia y la timidez
Las excelentes y contagiosas actuaciones de la Banda del boliche, Puli Moreno, Play Movil y Rey Manda no contaron tal vez con el marco de público debajo del escenario que podría haberse dado, considerando la cantidad de gente en el predio.
Las plateas, por más que gratuitas, mostraban sillas ordenadas que no invitaban al baile y las vallas de seguridad, abiertas para el paso, contaban con personal de policía que podría explicar, en parte, esa timidez del público