La fiscal de la Cámara, María Balestrini había solicitado la condena a prisión perpetua a los padres de Martina, la beba de Anisacate fallecida en 2018 producto de múltiples lesiones. Finalmente y tras un largo debate de los jurados populares, esa fue la sentencia.
El juicio contra Brenda Carranza y Miguel Godoy comenzó el 19 de noviembre de 2019 en la Cámara 9º del Crimen y con jurado popular, en lo que ra una causa caratulada como homicidio calificado por el vínculo y alevosía.
La defensa de la madre había pedido que se consideraran circunstancias extraordinarias de atenuación en la conducta de la joven, como un modo de bajar la escala penal y evitar la perpetua. La exculpación de la mamá pasa por un planteo de género, sosteniendo que ella estaba sometida por Godoy.
Por parte de la defensa del padre, enfrentada con la de Carranza, pidieron la absolución del mismo atribuyendo los golpes que la niña recibió, directamente a la madre.
El caso
La mañana del sábado 10 de marzo de 2018, la niña de apenas seis meses de vida fue traída desde Anisacate, lugar donde vivía con sus padres, al Hospital Illia con graves traumatismos que la mantenían inconsciente. Luego de examinarla, los médicos corroboraron que Martina presentaba traumatismo de cráneo, hematomas en distintas partes del cuerpo y hasta hemorragias, por lo que casi de inmediato fue derivada al Hospital de Niños de la ciudad de Córdoba, aunque en esa instancia su estado era irreversible y ya tenía muerte cerebral. Al día siguiente, minutos después de las 20, falleció.
En ese entonces, el fiscal Emilio Drazile, imputó a los jovenes padres por el infanticidio. Acusación que fue reafirmada una vez se supo que Martina había fallecido por un golpe en su cabeza. Sin embargo, lo más terrible vino después cuando la autopsia reveló que ese traumatismo era uno de “los tantos” que sus padres le habían asestado en su corta vida. Lo que sumó la alevosía.
Fue la conjetura principal que sostuvo la Justicia local y si bien la acusación legal es la misma para ambos, es el padre el que está signado como quien “le aplicó directa y letalmente golpes que devinieron en su muerte”. En el caso de la madre, ésta “consintió pasiva y deliberadamente la violencia física contribuyendo a ese desenlace”. “Acá hubo una desnaturalización de su posición de protector natural”, habían indicado fuentes judiciales a RESUMEN. Por tal motivo, la Justicia entendió que ambos padres debían responder ante la misma imputación, ya que, según explicaron, el acto no podría haberse dado sin la colaboración, ya sea pasiva o activa, de un segundo.
Foto La Voz