«Les puedo asegurar que el casco salva vidas»: la reflexión de Sandro, quien sobrevivió a un grave accidente

Aquella mañana del 7 de enero de 2017, Sandro se dirigía en su motocicleta hacia su trabajo como todas las mañanas. Tranquilo y sin saber que ese día marcaría un antes y un después en su vida, el joven protagonizó un grave accidente luego de que un vehículo lo encerrara por la zona de la Costanera en Córdoba. Sandro perdió el control y terminó impactando contra la pared de una obra en construcción. Hoy, cuatro años mas tarde vive para contarlo.

En una entrevista con RESUMEN, el joven vecino de Potrero de Garay afirma estar recuperado «por completo», aunque cuenta que el proceso no fue nada fácil y mas de una vez quiso bajar los brazos. Su reflexión más importante: «el casco salva vidas».

«Sufrí fractura expuesta de tobillo, también fractura en la rodilla, la mano, el hombro. En fin, múltiples lesiones y también quemaduras que me llevaron a que me practicaran siete cirugías y algunas otras intervenciones por las quemaduras», contó Sandro a la vez que detalló que el proceso se dilataba por algunas severas infecciones que tuvo en el medio. Algunas de ellas, graves al punto de que corría riesgo de amputación.

«Cada dos por tres me llevaban a quirófano para hacerme limpieza. En un momento se complicó y debieron colocarme una bomba de drenaje para sacar la infección. Después de esto vinieron las cirugías plásticas, los injertos de piel y demás. Ese fue el momento más difícil que viví», agregó.

Al cabo de algunos meses Sandro recibió su alta y regresó a su casa. Sin embargo fuertes dolores, problemas de estabilidad y nuevas lastimaduras siguieron afectando su recuperación. «Tuvieron que hacerme una nueva cirugía en el tobillo por la artrosis que las mismas fracturas me habían ocasionado. Cuando creí que ya terminaba todo, era volver a empezar», contó el joven a quien tras esto debieron realizarle nuevos injertos de piel.

La rehabilitación tampoco fue fácil. Sandro pasaba de dos a tres horas ejercitándose para poder recuperar la masa muscular que había sufrido en todo este tiempo. «En ese momento estaba viviendo en Córdoba pero decidí volver a Potrero de Garay y continué mi rehabilitación en el Sanatorio Alta Gracia en donde se portaron muy bien conmigo. Bueno fueron tres años y un mes de tratamiento y hoy puedo decir que estoy recuperado», afirma Sandro.

No obstante y a modo de darle un cierre a un pasado que en realidad continuará con él por siempre, Sandro celebra la vida haciendo una importante reflexión: «Puedo asegurar que el casco salva vidas. Si ese día no hubiese tenido el casco puesto la historia sería otra. En el único lugar donde no tuve golpes fue en la cabeza y fue porque llevaba el casco. Las motos son lindas y la velocidad también pero más inda es la vida», concluyó.

 

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