Eric David es un aventurero francés de 56 años que vivió gran parte de su vida en un pequeño pueblo de 300 habitantes cerca de los Alpes. Hace un año y medio era ingeniero informático, trabajaba en una oficina pasando horas y horas frente a un monitor pero de repente se vio arriba de una motocicleta, en la ruta y de oficina tiene a Latinoamérica entera.
“Hace mucho tiempo que quería seguir las huellas del Che así que me anoté en una página web, conseguí pareja de viaje y nos vinimos para acá. Pensamos en ésta época como la ideal porque si bien hace un poco de frío, no llueve”, explica Eric con un español claro pero francés al fin.
En marzo comenzaron el viaje de 200 días pero al día 11 su compañera cayó de la moto, se rompió los ligamentos y tuvo que volver a su país así que quedó solo. La travesía comenzó en Chile, en Santiago; de ahí fueron al sur, la isla de Choele Choel. Para el cruce a Argentina por Bariloche ya estaba solo y llegó hasta Bahía Blanca. Subió por la costa a visitar un amigo hasta Buenos Aires y después vino para Córdoba. “El hecho de estar sólo es algo inesperado pero muy positivo porque me obliga a entrar más en contacto con personas y conocer más el lugar”, explica.
Para Eric, Alta Gracia era un punto obligado, quería ver la Norton 500 cc, “La Poderosa”, con que el Che recorrió Latinoamérica. “Es un personaje importante del siglo XX y es conocido en Francia como el ícono revolucionario. Leí muchos libros sobre el Che y en sus Diarios cuenta todos los lugares por donde estuvo y lo que hizo. Yo soy motociclista desde hace 40 años así que me dieron ganas de hacer ese mismo viaje y conocer más de su historia. Me imagino que debe haber sido muy difícil andar en moto en aquel entonces, encima, cuando vi que su moto no tenía amortiguadores, no lo podía creer”, cuenta.
El camino continúa hacia el norte. Piensa subir por Tucumán, Salta, Jujuy y seguir hasta Ecuador para luego volver a Chile, momento en que emprenderá su regreso.
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