Mucha agua bajo el puente –como dice el dicho – pasó por el histórico comercio de nuestra ciudad. Morydi abría sus puertas en 1969, de la mano de dos socios. Luego, uno de ellos, Ángel René Di Motta tomó las riendas por su cuenta.
El local se fue reinventando a medida que pasaban las épocas, surfeando crisis cíclicas y brindando una magistral clase de negocios a los sucesores de Ángel, intentando convertir un negocio familiar en una empresa. Además, convirtieron de su local, una famosa esquina y punto de referencia, no sólo para los altagracienses sino también para turistas: la esquina entre Belgrano y San Martín, no es cualquier esquina: es la esquina de Morydi.
Ángel Di Motta insiste en que inculcó a sus hijos el trabajo «A medida que iba pasando el tiempo, los hijos iban creciendo y había que incluirlos en el trabajo fecundo», expresa a RESUMEN.
Una historia donde la familia, y los vecinos de Alta Gracia son protagonistas.
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