Alejado de los recuerdos de una adolescencia turbulenta, Maximiliano Barga pudo volver a empezar.
Hoy con 27 años de edad, el joven de barrio Pouluyán que en diciembre de 2018 asesinó a Fabian Romero – su padrastro- de dos disparos, se encuentra viviendo una nueva vida, en otra ciudad cordobesa y junto a su familia materna. Hace un tiempo Barga recibió la libertad condicional y, según se supo, logró reinsertarse en la sociedad como «un hombre nuevo».
El caso conmocionó a toda la provincia. El mismo dividió las aguas entre quienes veían a este chico introvertido y poco sociable, como un homicida sin escrúpulos que no tuvo reparo en asesinar a quien desde los 3 años de vida le había dado todo; y, los que señalaban a Maximiliano como la verdadera víctima de esta historia, el cual «no había tenido otra salida para escapar de una vida tomentosa y plagada de abusos.
Los mas cercanos decían no poder entender lo que había pasado ya que aseguraban que «Maxi» y Fabian, la víctima, tenían una relación estrecha «casi» como de padre a hijo y que ambos eran personas «excelentes». No obstante, a pocos días de su detención, Maximiliano declaró ante el fiscal de la causa y contó situaciones aberrantes y escalofriantes entre el argumento del por qué había cometido semejante acto. Habló de «vivir una vida llena de violencia y abusos» y dijo estar «cansado».
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