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Hace cinco años ultimó a su padrastro de dos disparos, hoy vive una vida nueva

Alejado de los recuerdos de una adolescencia turbulenta, Maximiliano Barga pudo volver a empezar.

Hoy con 27 años de edad, el joven de barrio Pouluyán que en diciembre de 2018 asesinó a Fabian Romero – su padrastro- de dos disparos, se encuentra viviendo una nueva vida, en otra ciudad cordobesa y junto a su familia materna. Hace un tiempo Barga recibió la libertad condicional y, según se supo, logró reinsertarse en la sociedad como «un hombre nuevo».

El caso conmocionó a toda la provincia. El mismo dividió las aguas entre quienes veían a este chico introvertido y poco sociable, como un homicida sin escrúpulos que no tuvo reparo en asesinar a quien desde los 3 años de vida le había dado todo; y, los que señalaban a Maximiliano como la verdadera víctima de esta historia, el cual «no había tenido otra salida para escapar de una vida tomentosa y plagada de abusos.

Los mas cercanos decían no poder entender lo que había pasado ya que aseguraban que «Maxi» y Fabian, la víctima, tenían una relación estrecha «casi» como de padre a hijo y que ambos eran personas «excelentes». No obstante, a pocos días de su detención, Maximiliano declaró ante el fiscal de la causa y contó situaciones aberrantes y escalofriantes entre el argumento del por qué había cometido semejante acto. Habló de «vivir una vida llena de violencia abusos» y dijo estar «cansado».

Los dichos del joven causaron enojo entre la familia de la víctima, quienes en definitiva también habían sido durante años la familia de «Maxi». Descreyeron de esa versión y cambiaron rotundamente de pensamiento. Ahora querían que el joven pagará por lo que había hecho y limpiar el nombre de la víctima.
En el año 2021, la Cámara 11 del Crimen de la ciudad de Córdoba emitió un falló sin precedentes y condenó a Maximiliano Barga a la pena de cinco años de prisión. En la sentencia- la cual se realizó con perspectiva de género- consideraron que el homicida actuó bajo «emoción violenta» y lo que para la querella era un agravante, para la defensa fue la contundencia del temor que el acusado sentía por la víctima- su padrastro-. Hablamos del hecho de que el autor ejecutó a la víctima mientras dormía.
«Maxi nunca había estado vinculado al delito antes de este hecho. Era un chico común con una vida difícil que hoy pudo empezar de nuevo. Está trabajando y haciendo una vida normal, tuvo otra oportunidad», contó un cercano a RESUMEN.

 

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