La discusión no es nueva pero siempre da lugar a la reflexión. ¿De verdad hay que mirar para el costado cuando de trabajo infantil se trata?.
La comunidad gitana y sus costumbres siempre han sido foco de discusión. Por un lado, hechos de violencia en donde parece que ni la policía puede intervenir (cómo la feroz pelea ocurrida el 31 de diciembre y que terminó con personas hospitalizadas y heridos de arma blanca) y, por el otro, y el que más «pega» en la cotidianidad, el del trabajo infantil.
Los ves a toda hora. A las afueras de los Bancos, caminando el centro e ingresando a algún que otro comercio. Algunos de ellos ni siquiera dejaron los pañales y ya adoptan la «cultura del trabajo», lo cual no es otra cosa más que explotación infantil. Los gitanos parecen estar exentos a todo: en pandemia eran los únicos que circulaban libremente y sin atacar norma alguna, ya sea de los gobiernos locales, provinciales y hasta nacionales. Viven bajo sus propias reglas y nadie vela por los niños de esa comunidad.
Pleno 2025, ¿De verdad hay que seguir mirando a un costado?.
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