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Afirman que hubo mala praxis

El relato
“Durante dos semanas estuve llevando a mi niño casi todos los días al Hospital Regional. Allí, lo atendieron en la Guardia y me dijeron que no me preocupara, que lo de él era una gastroenteritis.”, relata Lorena, y agrega: “Le daban dipirona y me mandaban de nuevo a casa, pero cada vez lo veía peor. Los últimos días se quejaba llorando porque no podía caminar del dolor. Sin saber nada, le pregunté al doctor si por casualidad podría llegar a ser apendicitis, pero me dijo que no”, concluye la mamá del niño.
Hasta que al final, Lorena decidió llevar a su hijo a Córdoba: “Pedí prestada plata a una vecina y me lo llevé al Hospital de Niños. Allá me dijeron que lo llevé con lo justo, que si hubiera demorado medio día más, Máximo se moría”.
Hoy, el niño se recupera lentamente; luego de aquella intervención quirúrgica hubo que practicarle otra, el miércoles, ya que la herida no cerraba y la infección no cedía.
Al niño le esperan horas muy tensas en el nosocomio cordobés y los médicos saben de la gravedad del caso. Mientras, en su casa de barrio La Perla, su papá Roberto -changarín sin trabajo- , aguarda novedades al tiempo que cuida de sus otras cuatro hijas. Los padres, argumentan además, que hasta el momento no hubo llamados, ni declaraciones de las autoriades del Hospital Illia, entidad que podría tener que afrontar una demanada judicial por lo ocurrido.

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