Resfríos, rinitis, tos y dolor de garganta. El comienzo del otoño y las variaciones en la temperatura pueden influir negativamente no sólo en la salud de las personas, sino también en la de los perros y los gatos que pueden padecer patologías propias de este período del año. En nuestro país, se estima que las mascotas pasan más de la mitad de su tiempo adentro de sus hogares en donde predomina una temperatura agradable, diferente a la exterior.
Somos lo que comemos, y los perros no escapan a esta regla. Una alimentación basada en las demandas del organismo tanto para las bajas temperaturas como para las diferentes etapas de la vida de los perros y gatos hace la diferencia entre un poderoso o débil sistema inmune. «De proteínas y agua estamos formados y los animales también. Entonces, una ingesta de calidad permite al organismo sintetizar (elaborar) células y anticuerpos que van a defenderlos de microbios en cualquier estación, pero más en el invierno donde las primeras barreras de protección del cuerpo suelen debilitarse por el frío. Por eso es muy importante también la vacunación, ya que permite al organismo anticiparse a la presencia de virus o bacterias dando una respuesta mucho más rápida y efectiva», agrega el médico veterinario Baltazar Nuozzi.
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