Andrés Chaijale, a cargo del escenario culinario y el auditorio -la novedad de este 2023- habló con el equipo de «Todo Pasa» sobre los pormenores de la organización de dos de los sectores más importantes de este festival que cada año crece más y más.
«Estamos con una edición remasterizada de ´Peperina´ sin perder su esencia, manteniendo lo gastronómico como su alma, las clases, las charlas que se brindan. Teniendo en cuenta la anatomía del evento, que abarca el polideportivo y la pista de atletismo, el año pasado tuvimos las cocinas dentro del polideportivo y teniendo en cuenta que tuvimos un verano muy cálido y esperábamos un comienzo de otoño cálido también, por ello definimos que las cocinas queden afuera y ese sector donde estaban los restaurantes el año pasado -a la derecha del escenario culinario desde el ingreso- se ubica el auditorio para las charlas más íntimas, no masivas, mostrando lo que productores hacen, contando sus rutinas, como quienes hacen los quesos de oveja, la ruta del tomate o Lalo Freire sobre los vinos cordobeses» detalló Chaijale. El espacio tiene un cupo limitado con sillas para 80 personas. «En algunas dejaremos entrar por orden de llegada y otras con más atracción, realizaremos una inscripción previa» agregó. También habrá un espacio para entrevistas íntimas, por ejemplo «Lele (Cristóbal) al desnudo».
El productor narró que está dentro del proyecto desde hace diez años -contando el año de trabajo previo a la primera fecha, más los dos de pandemia, en los cuáles tampoco se quedaron quietos-. «En el año uno, nunca pensamos adónde íbamos a llegar, es el resultado del esfuerzo colectivo de mucha gente. Para nosotros es la número uno del país, por como la gente la tiene agendada y cómo se ha adueñado de la misma. Nos pasa con cocineros de Buenos Aires, que la tienen pendiente para venir. Me pasó con Maru Botana que la vengo invitando desde la primera edición y siempre me decía que no porque el fin de Semana Santa lo pasa en familia siempre. Este año como ritual, la volví a invitar y me dijo que iba a Mendoza y que va a pasar por acá el jueves, por primera vez».
Chaijale explicó que su trabajo es brindar asesoría gastronómica y que no concibe el éxito sino hay un gran equipo de trabajo. «El primer año hacíamos todo nosotros, comprábamos la cebolla, la lavabábamos, la cortábamos, la cocinábamos, lavabámos los platos luego…hoy delegamos, hay muchos estudiantes de cocina que nos envían los institutos. Eso nos dio oxígeno a nuestras cabezas y cuerpos. Esto tiene que ser algo que nos supere, que nos trascienda, que no sea personal. Nos llama gente que quiere ayudarnos, trabajar para nosotros y eso es un halago. Peperina para mí, es la representación de mucho aprendizaje de años sintetizado en un festival, tiene que ver conmigo».
Sobre cómo se encontró con la cocina, relató: «Pasaron dos cosas: por un lado, de chico le decía a mis padres que quería ser cocinero, siempre he sido un buen comensal (risas) y entre esa vocación de niño y el hecho de que mi mamá empezó a estudiar durante mi adolescencia, entonces siempre una de las comidas nos la debíamos cocinar nosotros y a mi me gustaba comer bien. Empecé a trabajar en el último año de secundaria en restaurantes, no había carrera de chef en ese entonces y después me formé. También he sido músico, soy percusionista y fui a la Facultad de Arquitectura y dejé en tercer año, por eso hago asesoramiento constructivo de cocinas, porque conozco el funcionamiento de las máquinas, por ejemplo».
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