A partir de allí comenzó una búsqueda incesante que lamentablemente terminó en la nada misma a pesar de que las conjeturas fueron muchas, desde un accidente en el arroyo hasta un robo o un secuestro. Lo cierto es que su cuerpo jamás apareció.
En el camino de la investigación quedaron expuestos policías locales y agentes foráneos, parteras, abogadas, médicos, vecinos, parientes, y personajes de todo tipo; pero la búsqueda de la verdad terminó siempre trunca y sin resultado positivo alguno.
Hoy Vanesa tiene 38 años y la última vez que la vieron vestía “una remera, un pantaloncito corto y unas ojotas”. La duda sobre el móvil de su desaparición, prevalece hasta hoy, como así también las esperanzas de que esté viva.
Foto de portada: último identikit realizado
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