
Podríamos contarles simplemente que Alta Gracia empató en un partidazo frente a Universitario por las semifinales de la Liga de Honor Masculina de Handball, pero como muchas veces pasa, el resultado no es lo importante en este tipo de encuentros.
Todo aquel que tuvo la posibilidad de presenciar el partido el Domingo en el Polideportivo Municipal, seguramente se dio cuenta que forma parte fundamental de esta gran familia que sigue creciendo y se apellida MAG.
Santiago Barroso tiene 17 años y comenzó a entrenar con la primera división hace muy poco tiempo, es más, en todas las categorías inferiores es entrenado por ahora su compañero de equipo, Federico Golato. En el partido de cuartos de final frente a Pías, Claudio Sanchez le dio unos minutos cuando el encuentro ya estaba definido, entendiendo que posiblemente en un futuro no tan lejano lo necesitaría. Ese momento llegó cuando el Domingo Alejo Nuñez fuera expulsado y tenia que abandonar el partido siendo una de las figuras.
Con muchísima personalidad, pero como pidiendo permiso, Santiago se metió bajo los 3 palos y miró para arriba para entender que su momento era ese. Cuando sus compañeros empezaron a levantar los brazos para pedirle aliento al público para con el joven arquero, este levanto sus manos agradeciendo y asumiendo sin saberlo realmente, que era dueño de las emociones de cada uno de los que estaban en las gradas con piel de gallina.
De esta manera, Santi con tan sólo 17 años fue uno de los actores principales de una nueva historia del Handball y de los Domingos en el Poli. En el primer ataque del rival, el arquero pudo contener y denegarle el gol a Universitario, a partir de ese momento, el Polideportivo explotó en aliento y no paró hasta el final, donde el capitán Cristian Fernandez puso el empate tras convertir un penal en los últimos segundos.
A diferencia de otros equipos, Alta Gracia es realmente un familia donde cada uno de los chicos tienen el sueño de jugar en la primera y no quedan dudas que en este camino, lo van a lograr, ejemplos sobran.
Por Iván Moreira.