En abril de 2019 este medio publicaba una nota política (ver nota relacionada) acerca de las “cualidades” de armador de Omar Allende, Presidente de la UCR local en plena campaña provincial y en vista de la municipal. En ese entonces, el detalle de color fue la que algunos definieron como “sicariada” de Allende en el grupo de Whatsapp luego que limpiara de forma no tan formal a varios socios de la coalición que terminaron luego jugando en otras ligas.
“Romper a través de “chiquilinadas” y no construir parecería ser el modus operandi de por lo menos un sector de los negristas. Llamativo que Allende con su experiencia se deje llevar por esas malas vibras”, escribíamos hace más de un año atrás, cuando la pandemia aún estaba lejos, los candidatos al sillón de Lepri aún no estaban determinados, y ni si quiera se habían sancionado las primeras elecciones PASO de las ciudad.
Tal vez, mirándolo desde la distancia, se podría hasta pensar que las cosas a la UCR y en particular a su conducción le salieron medianamente bien. Una derrota por 800 votos, un Morer aislado y sin cargo local, dos de los tres concejales que entraron son muy “del palo”, los demás parecerían bastante mansos, el Tribunal en mayoría…entre otras cosas. Claro está, no todo es mérito proprio, ya que el oficialismo en varios de estos ítems aportó algo de ayuda con algunos tropezones.
Sin embargo, lo que toda esta situación podría haber significado una renovación interior de conductas políticas, exterior de liderazgos y sobre todo el fin de ciertas manías de desarmar para que ser oposición dejara de ser un “conchabo” de oficio para pocos.
El ostracismo hacia Leandro Morer fue inmediato: “Ni le atienden al teléfono”, aseguran algunos. Sin embargo, fuerte de su acuerdo con Orlando Arduh, Morer quedó del mismo lado del río de Allende y compañía. Más allá de ser el opositor que más sigue midiendo en las encuestas.
También cayó en la volteada de la exclusión el Presidente de la Coalición Cívica, Mariano Vera quien integraba como Titular la lista de Tribunos de Cuentas. Ninguna posibilidad, ni gratis, que desde la mesa chica de Alta Gracia Crece honraran el acuerdo político con el espacio de Lilita Carrió dándole participación a su referente.
Hace unos cuantos meses atrás el grupo que lidera el Presidente del Circuito de Alta Gracia, que claramente no piensa abarcar y contener nunca a toda la UCR, y del que participa la Presidenta del Bloque, Amalia Vagni, la edil Lucía Allende y el ex Roberto Brunengo, entre otros, anunciaba casi a viva voz que el candidato a presidir el circuito local sería Germán Rodríguez; ex concejal de la ciudad por los períodos 2011-2015 y 2015-2019.
Todos, son siempre los mismos, todos se acomodan de nuevo. Y los años pasan y las ilusiones de los jóvenes también.
En todo caso, eso es aún más llamativo porque ya pasó más de un año de esa decisión, una derrota provincial, una local y una nacional y, sobre todo seis meses de pandemia y un mundo que parecería haber cambiado para siempre.
Menos en esas tertulias, donde todo sigue como si nada, como quedados en el tiempo y los arreglos ni se revisan.
¿Alguien sabe qué hizo Germán Rodríguez en estos meses de pandemia? ¿Alguien vio acciones concretas y políticas que merezcan entender una candidatura tan cristalizada e indiscutible?
En la Provincia todos dialogan con todos para ver cómo escaparle a la interna. Allende acá sigue con su política de la exclusión. Y un día tal vez tenga que sentarse de nuevo a negociar con quien menos quiere para luego volver a olvidarse.
En las tertulias, el “grupo de los sabios”, hasta se toma el lujo de dejar afuera a la Legisladora Marisa Carrillo, cargo más alto ocupado hoy por un correligionario local y departamental, para seguir haciendo lobby solos y, en lo posible, hablar mal de Leandro Morer o de la gestión actual.
Lo mismo vale por el grupo del Whatsapp del Zoom de construcción (o destrucción) del ex Cambiemos cordobés en recorte departamental, donde hay de todo, (sobre todo peleítas), pero ausente sin invitación, la UCR de la vereda de enfrente.
Todos saben que se trata de un partido centenario y con mucha trayectoria en la historia del país, reflexiones, y tiempos de deliberación, pero parecería faltarles capacidad de adaptación y agilidad de decisiones y alternativas.
Amalia Vagni sigue ignorando la existencia de la Legisladora Carrillo y parecería solo preocuparse de criticar sus apariciones y aportes a la gestión local de Marcos Torres o a las actividades legislativas en la Unicameral, donde se la ve trabajando en comisiones mixtas con Hacemos por Córdoba, como el contexto claramente demanda. Inclusive, desde el bloque de Alta Gracia Crece se cometieron, entre otras, dos torpezas inexplicables sino desde la obtusividad, de “pisarse” con las facultades de la Legisladora, presentando un proyecto de Emergencia Turística que ya estaba siendo discutido en el recinto provincial y un pedido de informe al Municipio, para que inste al COE a informar sobre la cantidad del insumos del Hospital Regional; nosocomio que depende la Provincia. Y Vagni bien lo sabe porque ella misma en sus 8 años en la banca de la Unicameral, pidió ser informada sobre cuestiones del Hospital de parte de quien corresponde, es decir la Provincia. Bien podrían aprovechar esa banca de otra forma, pero las relaciones son demasiado tirantes aún solo para coordinar obviedades. Y tampoco son buenas con la Presidenta del Tribunal de Cuentas Leticia Luppi, más presionada que contenida en esa labor por su propia dirigencia.
Hay dirigentes jóvenes de radicalismo que manifestaron todo su malestar por la conducción de los “dinosaurios” inclusive antes de las elecciones locales.
Pero lo que no están viendo los “sabios de las tertulias” es que hay muchos más dirigentes de las generaciones listas para la cancha que, pese a respetar las filas que les corresponden, están cansados, decepcionados, con ganas de hacer, participar, aprovechar esta pandemia para ponerse a prueba como líderes o como partes de un partido que debería antes que todo, darles contención y herramientas de trabajo.
Pero, la estrategia opositora de instalar la idea de “Marquitos” Intendente, termina por dejar al descubierto que desde ese pedestal y ya con demasiadas décadas en sus haberes, la vista se les está haciendo borrosa y, por lo bajo, las nuevas generaciones se organizan con más capacidad de diálogo y menos manías.
Una ventaja más, hoy, para el torrismo.
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