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Mundial 1934: Italia y la demostración de supremacía al mundo

El mundial de Italia fue sin dudas hecho para la selección local, para poderlo ganar de punta a punta. La “Azurra” contaba entre sus filas con cuatro jugadores argentinos.

El 27 de mayo de 1934 dio inicio a la segunda edición del Mundial de Futbol, que había tenido su inauguración 4 años antes en Uruguay, en el cual 16 selecciones se midieron desde octavos de finales (no hubo fase de grupos), ni tampoco un partido inaugural propiamente dicho.

El dictador Benito Mussolini, quien utilizó el evento desde un punto de vista propagandístico y nacionalista para “unificar” el país. Mussolini presionó a los cargos directivos del deporte nacional, al seleccionador Vittorio Pozzo y a sus futbolistas para que conquistaran el título, como más tarde acabaron reconociendo algunos de ellos. Italia quería asegurarse el éxito en su Mundial incluso antes de su concesión, cuando en 1931 autorizó la llegada de sudamericanos con ascendencia italiana (oriundi) como los argentinos Luis Monti, Attilio Demaría, Enrique Guaita y Raimundo Orsi, y del brasileño Anfilogino Guarisi, que después fueron nacionalizados

Los partidos de eliminación directa se disputaron todos los mismos días y horarios en diferentes sedes (Estadio del Partido Fascista; San Siro; el Estadio Littoriale de Bolonia y el Estadio Giovanni Berta de Florencia. El Estadio Nacional de Roma, sede de la gran final, y el Estadio Luigi Ferraris fueron remodelados para la ocasión.

El equipo local  se deshizo rápidamente de su primer rival Estados Unidos (conociéndose su participación tres días antes del comienzo de torneo) por 7 a 1; Brasil perdió ante España por 3 a 1. La Argentina quien había llegado a la final del primer mundial cayó ante Suecia por 3 a 2 y quedo eliminada.

Una curiosidad es que Uruguay, primer organizador y primer Campeón mundial, se negó a participar del mundial organizado por los italianos, en “devolución de gentilezas” por qué los tanos no participaron de “su” mundial (eran otras épocas).

Ya en cuartos de final la cosa comenzó a complicarse para los locales, para lograr el pase de ronda y poder disputar las semis, el equipo tuvo que jugar un partido desempate ante los españoles luego de haber igualado en el primer encuentro (Para resolver los empates en el tiempo reglamentario se jugaba una prórroga de 30 minutos. Y si el marcador seguía igualado, se debía disputar un partido de desempate al día siguiente).

Alemania dejo en el camino a Suecia derrotándola 2-1; Checoslovaquia a Suiza 3-2 y Austria a Hungría 2-1.

Ya en Semifinales Checoslovaquia se deshizo rápidamente de Alemania por 3-1, pero Italia no la tuvo fácil ante Austria, pero pudo acceder a la final ganando 1 a 0.

El 30 de mayo se disputó el partido final en el Estadio Nacional de Roma ante una multitud que enmudeció cuando Checoslovaquia abrió el marcador ante Italia. Los jugadores locales entraron en desesperación, hasta que el jugador argentino nacionalizado italiano Raimundo Orsi pudo empatar, luego de una asistencia de su compatriota Guaita. En el tiempo regular todo termino empate. Ya en el tiempo suplementario Schiavo marcó el gol de la victoria que le dio el primer título mundial a la Azurra.

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