La tercera noche del Encuentro de Colectividades fue, hasta el momento, la más convocante y eso parece ya no ser una novedad, debido a que el encargado del cierre era el gran Abel Pintos, un clásico de lunes en Colectividades y que es récord de entradas.
De acuerdo a los números estimativos en cuanto a concurrencia, se habla de unas 30 mil personas entre el interior y el exterior del predio; muy similar al año pasado. Abel, deleitó con sus clásicas canciones y con nuevas también y su show finalizó cerca de las 4 de la mañana ante un público enardecido que no lo dejaba ir.
Pero antes, el bahiense brindó una conferencia de prensa donde dijo, entre otras cosas, que si bien Colectividades es una fiesta a la que viene desde niño y que la conexión con el publico es «extraordinaria», el público no es estático sino que muta constantemente y para ese nuevo público, también deben estar preparados:
«Siempre me provoca mucha alegría venir a tocar a Alta Gracia porque aquí hay mucha gente que reside en Alta Gracia, que me quiere mucho y a quien yo quiero también. Es un publico que me conoce bien pero luego resulta que cada año uno tiene una expectativa distinta porque es una ciudad que no para de recibir gente nueva cada año, No es un publico estático no mucho menos, entonces tener la oportunidad de subir a un escenario y tocar para un montón de gente que te conoce bien pero a la vez cantar para un menos de gente que tal vez nunca en la vida vio un concierto tuyo, y que vas a estar ahí pudiendo ofrecerle tu música para intentar esa conexión es una doble sensación maravillosa, al menos para mi«, dijo el artista quien en el mes de julio estará de gira por Europa y prevé presentar nuevo disco para 2020.
Tirón de oreja para los organizadores
La algarabía de los espectadores también despertó ciertos enojos. Esto, porque fue evidente que muchos no respetaron los asientos de plateas y por momentos era un sólo tumulto. Incluso, algunas personas reconocían haber comprado una entrada de $1.500 pesos (sector amarillo) y estar «toda la noche adelante». Esto, no sólo fue injusto para quienes pagaron, por ejemplo, una entrada de $2.800 o $2.200 pesos, sino que además había personas discapacitadas que no podían ver el show precisamente por todo este alboroto. La fiesta que trae Abel Pintos es algo inevitable y se notó como la disfrutó la gran mayoría. Sin embargo, no todos pagaron el mismo precio, literalmente, pero si estuvieron muy cerquita del artista. Una pena.