La lucha de Martín Castro, el bailarín de Colonia Caroya que estaba internado en el Hospital de Alta Gracia, terminó en tragedia: el hombre que ingresó derivado de urgencia con un cuadro de peritonitis murió durante la madrugada de este lunes.
Entre lágrimas, y tal como lo había hecho cuando lo internaron de gravedad, su esposa denunció que demoraron la operación por los protocolos del coronavirus: «No lo operaron a tiempo. No me lo dijeron pero tenían vergüenza cada vez que me venían a dar un parte médico, agachaban la cabeza porque sabían que se habían mandado un flor de moco«.
«Estoy devastada. Siento que no se lo merecía a todo esto», lamentó Liliana Céliz en Arriba Córdoba. «Nunca había mejorado. Siempre se mantuvo grave, estabilizado, hasta ayer que empezaron las complicaciones en los intestinos. Se le habían complicado los riñones y lo único que le estaba funcionando era el corazón», describió sobre las últimas horas del hombre.
Denuncia y defensa
El pasado 27 de agosto, Céliz había relatado el recorrido que hicieron con su marido hasta que termine internado con un grave cuadro. «Lo llevé el lunes a un dispensario, a la noche no habíamos dormido, se sentía muy mal. Después nos fuimos al hospital de Jesús María, le hicieron una ecografía y lo querían mandar a la casa. Yo les dije que no y cuando apenas lo tocó un doctor no aguantaba el dolor», dijo aquel día.
«A las 17 saltó que tenía casi una peritonitis y nos quisieron derivar a Córdoba, pero después nos derivaron a Alta Gracia. Cuando llegamos tuvo fiebre por la infección y dijeron que había que hacerle el hisopado por coronavirus», continuó contando sobre el bailarín, que integraba el ballet estable «Los Cantores del Alba».
«Lo tendrían que haber operado el mismo lunes a la noche, el doctor lo trajo de urgencia. Lo hicieron dormir para calmarle el dolor, el martes lo iban a operar a la mañana y tampoco. Un doctor lo quiso operar y no lo autorizaron, le cerraron el quirófano», denunció.
Por su parte, la directora del Hospital de Alta Gracia había dado otra versión, en la que aseguró que si iba a quirófano directamente corría riesgo de muerte. «La función respiratoria estaba muy compleja, estaba entrando en insuficiencia respiratoria. El informe de Jesús María decía que no era una patología complicada y se decidió esperar para estabilizar la parte respiratoria», había explicado la doctora Mariana Garay.
«Cuando uno valora clínicamente un paciente tiene que ver muchas cuestiones para ver si entra quirófano o no. Si no hay buena saturación de oxígeno, si lo meto al quirófano lo pongo en riesgo de muerte«, graficó días antes del fatal desenlace.