La maestra junto a alumnos de cuarto y sexto año plantaron cuatro fresnos donados por la Secretaría de Ambiente del municipio el día lunes, y plantarán diez árboles más la semana próxima. También participa del proyecto la docente Erna García Vieyra.
El pedido hecho por nota a la Municipalidad aborda desde tener una canilla, para quienes vana jugar al fútbol y no tienen agua, tachos para depositar residuos, bancos para las madres que vienen a ver a los niños cunado juegan al la pelota y un metro de arena para tener un arenero.
Los vecinos por su parte solicitaron mejor iluminación, ya que las luminarias llegan hasta la esquina pero no funcionan dentro de la plaza, transformándola en una boca de lobos en horas de la noche. «Quisiéramos que los vecinos se involucren cuidando y regando los árboles, para que no se sequen, recién estuvimos recorriendo casas con una encuesta relevando necesidades», comentó Martínez.
La escuela está en la parte oeste y la plaza en la parte este del barrio Parque el Virrey, uno de los más postergados de la ciudad: «Esto es importante porque le damos importancia a la palabra de ellos y les mostramos como mejorar el lugar donde ellos viven, que es el objetivo», señaló la docente.
Imaginando otra realidad
En la plaza las maestras también mostraban sillas, las «Sillas de imaginar», decoradas por los alumnos: «La idea es que los chicos se puedan sentar en ellas y poder imaginar en que lugar están», el 15 de octubre habrá una exposición con fotos sobre este proyecto en el Museo de la Estancia Jesuítica.
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