Cultura

Molino jesuítico: un gigante que aún sigue dormido

Hace 13 años que la municipalidad de Alta Gracia tiene entre sus bienes al Molino Harinero Jesuítico, ofrecido en donación por Miguel Redondo en el año 2004.

A través de la ordenanza Nº 7067 del 30 de agosto de ese mismo año el municipio acepta la donación. Sin embargo, desde aquella fecha hasta hoy la situación del molino continúa en las penumbras ya que el estado local nunca escrituró la propiedad.

En el año 2007, el intendente Mario Bonfigli cede a la Asociación Amigos del Museo la custodia del bien y el trabajo para la puesta en valor. En aquel entonces se firma un comodato por 50 años . “A partir de ese momento se pagan arqueólogos que recomiendan la protección del sitio y se hace la construcción de zing que se puede observar para proteger la zona y se cierra el predio. Entre el 2008 y 2009 nos visita la arquitecta Elina Tassara quien se lleva mucha documentación para hacer un proyecto de puesta en valor. En aquel momento el presupuesto que nos habían pasado era de casi 1 millón de pesos. Montos que no podíamos asumir como Asociación”, explica María Ester Solla.

El conjunto jesuítico declarado Patrimonio de la Humanidad comprende la Iglesia de La Merced, la Estancia donde vivió el virrey Santiago de Liniers y hoy es un museo, los antiguos salones textiles donde hoy funciona el colegio El Obraje, el Tajamar y el Molino hidráulico, cuyos responsables en protegerlos son – con distintos grados de responsabilidad- el Estado Nacional, Provincial y Municipal.

La recuperación de este espacio, al igual que el resto de los eslabones patrimoniales, está a cargo de la Comisión Nacional de Monumentos, Museos y Lugares Históricos quienes deben autorizar cada una de las acciones que se pretendan llevar adelante en las zonas tratadas. Esta comisión estaría trabajando en una nueva propuesta para la recuperación y puesta en valor del Molino.

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