¿Mate al Tajamar?

Usted la vio. No diga que no. Usted pasó cientos de veces por allí. No le creo si me dice que nunca pasó aunque reconozco que tal vez usted nunca se percató del detalle, por una razón muy sencilla: usted no anda en silla de ruedas. Jaque a su sentido de la observación.

Porque es seguro que si usted no pudiera movilizarse por su cuenta prestaría más atención a los detalles. Detalles como esta rampa, ubicada en el predio del Tajamar, que más que un acceso para sillas de ruedas parece una cargada.

¡Pero si sólo bastaba con voltear el escalón! Puede ser. Puede ser que el trabajo haya quedado inconcluso, puede ser que no se hayan dado cuenta del error, ¿puede ser que nunca nadie se los haya dicho?

Puede ser que un día, los que quieren hacer una “ciudad accesible” se suban a una silla de ruedas (tal vez bastaría con que intenten arrastrar un cochecito de bebé) y den una vuelta por la ciudad. No digo que transiten por las rugosas calles de La Perla o de B° Liniers (eso sería muy osado); intenten al menos ir a tomar mate al Tajamar y verán que esta rampa es un jaque mate a la accesibilidad.

Ahora no digan que nadie la vio.

Salir de la versión móvil