El artista y profesor de música, cuya carrera fue declarada de beneplácito por el Concejo Deliberante la semana pasada, se acercó a los estudios de FM 88.9 y fue entrevistado por el equipo de «Todo Pasa».
«Me hicieron una despedida en el Colegio San Martín: me faltaba despedirme de los alumnos. Los nuevos profes de música prepararon una canción con todos los grados, los sentaron en el patio y me la cantaron. El San Martín tenía 24 horas de música y yo las tenía a todas -hoy se dividen entre dos profesores-, así que le daba clases a 700 estudiantes por semana durante unos doce años» contó Siandro, sobre la despedida que le organizaron desde la entidad educativa.
El profesor contó que la mitad de su carrera la hizo en Yocsina, Malagueño -unos doce años-. «Hasta que el Santi mío estaba más grande y Vilma necesitaba ayuda para bañarlo y cargarlo entonces pedí el traslado y Cecilia Forza, la inspectora, me consiguió el pase acá a Alta Gracia, al San Martín. Primero comencé como secretario y luego la profesora de música se jubiló, quedó esas vacante. Fui al reaprto de horas y por mérito me tocaba a mí y tomé sus horas. Estuve doce años aproximadamente en cada colegio y sumo dos o tres más como suplente e interino en el José María Paz, en el Víctor Mercante, en Villa Oviedo. Más dos años en quinto año del Obraje, en el 1999-2000, todos varones, un curso de 42 y otro de 38, en el viejo edificio (cuenta entre risas). Tengo muchos lindos recuerdos de esa época. Módulos de 80 minutos. El gobierno de Menem agregó estas materias humanísticas en el Obraje que no las tenían, como plástica en cuarto, música en quinto y teatro en sexto año. Me han quedado garndes amigos, profes de esa época como Mario Ramón y Pablo Lobos. Eran dos horas, pero me servía para la mutual para los chicos y vivía también de las cuotas de danzas».
27 años atrás comenzó con «Confluencias»: «Nace cuando nace Nahuel Siandro Barengui. Yo estaba dando clases en otra academia, me retiré a fin de año. Confluencias significa: la unión de ríos. Nace en el Club de barrio Norte, en calle Paraguay, donde se jugaba a las bochas y todos los gringos de la zona jugaban allí. Lo usábamos para enseñar danzas folclóricas en un barrio de gringos, por eso elegimos el nombre ´concluencia´ ya que allí se unían las tradiciones criollas con lo que nos trajeron o el aporte de los inmigrantes». Luego estuvieron en donde está la Central de Monitoreo y en Casa de la Cultura. En el 2004 arranca el Ballet Municipal y en el 2006 los hacían ensayar en la Terminal, que les quedaba a trasmano a los bailarines. «Entonces vimos ese lugar. La llave la tenía un señor que había estado en el ferrocarril. Estaba en desuso y solamente se usó en el 2001 para el Club del Trueque. Tenía el piso lleno de agujeros, vivían unas tremendas ratas. Hace unos días nombramos al escenario ´Jorge Rodríguez´, quien conocía sobre albañilería y quien junto a otros, con un material que nos dejaban en la puerta trasera, fueron armando el piso. Y otro hombre consiguió los palets que separan las partes de los autos de Renault y con eso hicimos las separaciones de las aulas, el escenario. Y hoy está dividido en cuatro aulas para que los profesores puedan enseñar en simultáneo, sobre todo en el hoarario ´pico´ de 18 a 22 horas».
«En un primer momento sólo ensayaba el Ballet Municipal y Confluencia Folclore y hoy contamos con 90 cursos, en los cuales se enseñan danzas, instrumentos, trapecio, circo, teatro, tejido, cerámica, es un Centro Cultural hoy, con 70 profes» continuó.
Vilma Barengui, su esposa es quien lo acompaña en la administración y logística del Galpón Municipal y es quien lo impulsó a lanzarse solo. «Siempre hemos vivido cerca del galpón porque vamos hasta 4 veces por día. Lo abrimos temprano a las 7 am y lo cerramos tarde. Es una segunda casa».
Sobre la proyección de ambos ballets, concluyó: «Siempre acompañamos los actos municipales (inauguraciones) y luego empezamos a ver otras posibilidades. Nos ha ido muy bien tanto con el ballet como a Confluencia, con reconocimiento en Cosquín y en otras ciudades de la provincia y el país».
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