Mariano tiene 32 años y juega al rugby con chicos de 12 años. Es un chico especial. Y lo que ha pasado
en los últimos días lo deja más que claro.
En un encuentro de infantiles, un padre del equipo contrario advirtió que antes de finalizar el partido uno de los jugadores del AGR tomaba la ovalada y corría hasta las haches para hacer su try sin que nadie se interpusiera en su camino y con el apoyo de todos sus compañeros. Al momento de apoyar la pelota, la ovación no se hace esperar, tanto de un equipo como del contrario. Ese día, ese padre conoció “La gran Mariano”. Pero no era un padre cualquiera; se trataba de Juan Manuel Vargas, hijo del destacado periodista de Cadena 3.
Hace unos días, Juan Manuel publicó en las redes sociales un texto que habla de La Gran Mariano. En realidad, habla de los valores del rugby, de la integración, de la amistad. Es un texto emocionante que rápidamente se viralizó. Tal es así que llegó hasta Inglaterra donde Los Pumas se preparan para jugar el Mundial. Cabe destacar además de Juan Manuel fue jugador de rugby por lo que sus palabras no tardaron en llegar a “buen puerto”. Conmovidos por el texto, Los Pumas le grabaron videos a Mariano (se adjuntan al final de la nota) pidiéndole que explicara cómo era esa jugada de la que tanto se hablaba.
Es por eso que mañana sábado, en las instalaciones del AGR, Mariano llevará adelante su jugada frente a las cámaras. Ese video, acompañado de algunas palabras de su protagonista, será la motivación que el equipo técnico de Los Pumas le dará al seleccionado argentino antes de salir a jugar nada más y nada menos que contra los All Blaks.
Los entrenadores de la M12 aún no salen de su asombro. Es que tanto Damián Conci como Fabián Gargallo están recogiendo parte de lo que sembraron. Hoy no cabe dudas; Mariano es alguien muy especial.
A continuación el texto que llegó hasta Los Pumas y los conmovió:
LA GRAN MARIANO
Los dos equipos de rugby están a punto de terminar el encuentro. De los dos lados se ve el cansancio en los rostros, el rigor del calor se deja ver en las camisetas húmedas y los pasos se hacen cada vez más lentos. Un jugador de Alta Gracia Rugby toma la pelota y se lanza a toda carrera, no se observa ni el menor vestigio de cansancio en él. Arremete por el medio de la cancha y aprieta fuerte los dientes, sus compañeros lo alientan, desde afuera los entrenadores y el público hace lo propio. Los jugadores del equipo adversario se tiran a su paso y apenas si logran rozarlo con las puntas de los dedos. Vamos Mariano! Se escucha desde los cuatro costados de la cancha. A los gritos de los de Alta Gracia se suman los familiares de los rivales y hasta los que se han acercado con curiosidad a ver este partido.
Es la categoría M12 de Alta Gracia Rugby y, como si se tratara de una figura de los pumas, Mariano logra que se agolpe el público alrededor de la cancha a alentarlo. Ya ha cruzado toda la cancha a paso firme y veloz, sin vacilar apoya la ovalada en el ingoal contrario y explota el público, sus compañeros y hasta los mismos adversarios. Acabamos de ser testigos de “la gran Mariano”, una jugada que se produce en las canchas del rugby cordobés todos los sábados donde sea que juegue esta división de Alta Gracia Rugby.
Mariano es un chico especial, con treinta y dos años juega en la M12, junto a chicos de 12 años. Tanto sus compañeros como sus rivales tienen muchísima menos fuerza que él, veinte años menos, pero algo en común que los hermana a todos: un grandísimo corazón. Esta división enfrenta a todos los clubes locales, previo a los partidos los entrenadores advierten sobre la presencia de este jugador diferente, un chico con una ternura incomparable, incapaz de golpear a nadie. Mariano solo quiere entrar a la cancha, patear la pelota en las salidas y estar por ahí en la cancha. Antes de finalizar el encuentro se organiza todo para que él anote un try, sus compañeros lo arengan, los rivales fingen no alcanzarlo y él toca el cielo con las manos.
Al final, estos partidos tienen todos un mismo resultado. Mariano festeja, los jugadores se saludan con caballerosidad. Y todos y cada uno de los que estuvimos cerca de la cancha nos vamos con el corazón más grande, con la esperanza de que estas experiencias pueden vencer a las malas noticias, nos vamos orgullosos de esos chicos de doce años para quienes ganar queda en un segundo plano si pueden ver feliz a un compañero. Este equipo merece todos los premios, estos entrenadores merecen todo el reconocimiento y este muchacho, se merece a cada uno de los compañeros de oro que tiene. Gracias a este deporte maravilloso.
LOS PUMAS LE HABLAN A MARIANO: ¡MIRÁ!
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