El 25 de noviembre de 2011 en la ruta 5 a la altura del km 33 de Anisacate se produjo un accidente que dejaría a Dahyana Moyano al borde de la muerte. “(..)Dahyana iba manejándola moto, sufrió el mayor golpe, pegó con la cabeza el vidrio del auto y pasó al interior del mismo y luego cayó boca abajo al asfalto.
Melisa (su hermana, que iba de acompañante) pego con las rodillas en la puerta del auto” manifestó Laura, su mamá.
A partir de ese momento quedó inconsciente y en coma. Primero fue al Hospital Illia, luego a la Clínica Santa María y después la derivaron a la Clínica Vélez Sarsfield en la ciudad de Córdoba; al llegar allí la doctora que la revisó le dijo a la familia que estaba al borde de la muerte con el 20% de probabilidades de vida. A los 22 días salió del coma y el diagnóstico fue “cuadriplejia que puede recuperar con rehabilitación”.
EL MILAGRO
Después de mucho tiempo de lucha, Dahyana se despertó y volvió a la vida: puede hablar y desenvolverse casi con normalidad, aún no camina pero puede manifestar sus sueños que resume en “entregar la bandera (del colegio donde egresó como abanderada) y empezar a estudiar la carrera de martillero público”.
Diariamente concurre a un instituto de rehabilitación en la ciudad de Córdoba, al cual ingresó el 16 de febrero y luego de dos meses de tratamiento se despertó ”Me acuerdo que lloré pero no me acuerdo de nada más, los fines de semana se pasaban volando” manifestó Dahyana al recordar el primer día que partió para internarse.
SU PRESENTE
Si bien la recuperación es lenta pero gradual sigue adelante ante una realidad que de a poco se hace más alentadora. La promesa de la directora de su escuela secundaria de que apenas esté recuperada va a realizar un acto especialmente para ella, para que cumpla su sueño y pueda entregar la bandera, le llena el rostro de alegría.
Sentada a la par de sus padres no cesan las miradas de cariño y agradecimiento mezcladas con una gran entereza que expresa al recordar “a pesar de todo no me caí anímicamente, los primeros días si, le decía a mi mamá que ojalá me hubiera muerto, prefería estar muerta a estar así, ahora ya no; no veo la hora de poder estudiar y ser una persona de bien”.
Hoy Dahyana tiene 18 años, muchos sueños y la capacidad de sonreír ya que se considera una persona privilegiada al tener la suerte de festejar dos veces al año su cumpleaños: el 9 de octubre y el 25 de noviembre, que es el día que volvió a nacer.
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