Editorial

Manifestación por los arroyos. Una delgada línea

El comprometerse, el estar ahí para hacerse escuchar como pueblo es algo que se vive desde hace un tiempo en nuestra ciudad y que siempre se realizó de manera popular; se hizo con el basural, con las lagunas, con el arroyo y con las fumigaciones.

El grupo “Todos por nuestros arroyos” volvió a reivindicar ese clamor popular, marchó, recorrió, publicó y se mostró de todas las maneras posibles en innumerables oportunidades, manifestando un derecho por demás valedero. Sin embargo, el martes pasado se vivió una marcha diferente, ya que participaron de la misma diferentes agrupaciones políticas (La Cámpora, Kolina, Movimiento Evita, etc.), lo que hizo que de una marcha social, la de un colectivo de personas que se unían por un reclamo en común, pasara a ser una marcha casi política, en la que muchos vecinos independientes quedaron en un segundo plano.

Sabemos que la política coexiste con nosotros, se respira, se percibe y forma parte de nuestra realidad; sin embargo, el común de la gente, aquellos que manifiestan su preocupación por los arroyos desde hace bastante tiempo, no quieren caminar en una marcha con referentes políticos embanderados, ni con concejales que se maquillan para la foto. No hizo falta echar una mirada tan penetrante para notar el descontento que se respiraba en muchos rincones de la manifestación. Hubo quienes se bajaron a último momento por este motivo y hubo quienes continuaron caminando con una preocupación más, no sólo el tema del alambrado inquietaba, ahora los derechos de quienes acompañaron el movimiento también fueron una cuestión preocupante que deberá ser tratada.

Los días posteriores a la marcha, las redes sociales explotaron, pero no de la manera que los organizadores hubieran querido. Lamentablemente el tema “arroyo” pasó a un segundo plano y la presencia política emergió. Entre los muchos comentarios se podía leer: “El reclamo es justo, pero también es cierto que algunas personas, como Catania, están utilizando este reclamo social para lanzar su candidatura política. Esto hace que se desnaturalice el buen propósito de esta acción”. Otro manifestaba: “Cuando vi las banderas de la Cámpora no me gusto para nada”. El tema fue recurrente y claro:  “Si realmente el motivo era el reclamo por nuestros arroyos, que se haga, pero sin banderías políticas, porque esta fue una marcha K, con banderas de la Cámpora y convocatoria de Kolina y otras agrupaciones K”. Como éstos hubo cantidades de manifestaciones de descontento que expresaban la desnaturalización del origen  de la marcha; mezclar los intereses y  confundir al ciudadano que eligió acompañar el reclamo, produce una decepción tan grande que se equipara al mismo espacio público violado.

Sabemos que es muy difícil ser objetivos en los tiempos que corren y, por ende, mucho más difícil lograr que aquellos que se equivocaron en la convocatoria, lo asuman y decidan modificar algunas cosas, pero hay que ser optimistas y pensar que siempre hay lugar para el cambio. De todas maneras es importante destacar que la lucha vale, el objetivo más aún, pero el modo… y bueno, que en este punto cada uno saque sus propias conclusiones.

 

Por: Claudia Fernández

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