La mujer de 63 años vive en Valle Chico, pasando el barrio cerrado Potrerillo de Larreta, en una vivienda denominada por ella como humilde. Tuvo siete hijos junto a su marido con quien llevan 43 años juntos. Cinco mujeres y dos hombres. Algunos viven en moradas cercanas a las suya y cuenta once nietos y un bisnieto.
Trabajó limpiando casas, siempre en negro. También cocinaba pan casero o pastelitos para vender de parte de la Cooperadora en la Escuela del Valle Buena Esperanza. «Nunca quedé fija para limpiar la escuela» contó a RESUMEN DE LA REGIÓN. «Antes vivíamos en la Estancia Los Molles-ahora campo de los Barrandeguy- y nos mudamos cinco años a Catamarca, porque mi marido no conseguía trabajo, hasta que un día decidimos volvernos y desde entonces vivimos aquí» explicó Juárez.
Como anécdota, narra que están literalmente «aislados» no sólo por la pandemia y sus restricciones, sino también porque dejó de circular el colectivo urbano n° 1 que llegaba hasta diez cuadras de su casa y se dirigía al Valle Buena Esperanza. «Por lo menos una o dos veces a la semana podía ir al centro a hacer trámites o comprar cosas».
Con respecto a la jubilación por tareas de cuidado, Laura contó que se enteró a través de los anuncios en la televisión y luego a través de las redes. Luego consiguió turno rápidamente-fue una de las primeras en comenzar las gestiones-. «Averigüe hace unos años atrás para jubilarme y me decían que volviera meses después, pero no había novedades. Quería jubilarme sobre todo por la mutual, para tener PAMI. Ahora lo tienen que operar a mi marido y lo haremos en el Hospital Illia».
La mujer relató que en uno o dos meses estará felizmente jubilada: «El trámite es sencillo y muy rápido, lo pude hacer sola, sin ningún abogado. A las mujeres que están indecisas, les digo que aprovechen esta oportunidad, que este es el tiempo para hacerlo. Que saquen turno».
«No esperaba ésto, es una bendición de Dios» concluyó contenta.