Luisa Valenzuela: «desde chica quería ser una aventurera»

La reconocida escritora Luisa Valenzuela, llegó por primera vez a Alta Gracia para brindar una conferencia sobre sus últimas publicaciones en el marco del Festival de la Palabra.

En su recorrida por la ciudad, visitó los estudios de FM 88.9 y brindó a una charla distendida donde relató su vasta experiencia en el mundo de las letras.

Humilde, comunicativa y rica en experiencias, la escritora deleitó a los oyentes con sus historias.

Es importante destacar que es una de las escritoras argentinas más estudiada y traducida, Doctora Honoris Causa de la Universidad de Knox, Illinois, y miembro de la American Academy of Arts and Sciences, además es presidente de Pen Argentina.

«Escribir no tiene sus trucos, la escritura literaria te da la posibilidad de entrar en lugares que uno no sabe que conoce, abrir puertas que uno desconocía que están allí, y después guiandote por la intuición, el inconsciente y hasta la historia misma van surgiendo historias; ese es el momento que descubrís que escribir es una aventura, y como yo desde chica quería ser una aventurera…», abrió la conversación Valenzuela extendiéndose sobre sus comienzos en la literatura, y agregó: «Los viajes siempre fueron por placer, acompañé a mi madre por el país cuando ella iba a dar conferencias y charlas. Después me hice periodista porque quería ser todo en la vida, y el periodismo me abrió esa posibilidad»,

Si bien afirma que siempre estuvo vinculada a la profesión, hubo un momento y fue a los 18 años, cuando había escrito su primer cuento, que su entorno la alentó a bucear en el mundo de la novela. «No me animaba, y finalmente me case a los 20 años me fui a vivir a Francia, luego tuve una hija y mientras ella era chiquita yo escribía cuentos y de golpe se fue desarrollando la novela, y ahí descubrÍ el universo de la novela que es tan rico. No me siento más cómoda ni en uno ni en otro género, la novela me parece extrañamente más fácil. Hay escritores que se arman un plan, lo siguen y salen novelas excelentes; yo no puedo hacer eso, la vez que probé me salió pésimo. Hay veces que he tenido que tirar todo a la basura y volver a empezar. Todo está dentro de la cabeza, solo hay que saber encontrarlo», manifiesta.

¿De donde nacen las historias? Es una pregunta que asegura haberse hecho muchas veces. Fue una de las pocas escritoras que escribió durante la dictadura. «Cambio de armas», o «Aquí pasan cosas raras», escrita esta última en el fragor de la Triple A, fueron algunas de las obras que la acercó a la represión de quienes negaban en ese momento la libertad de expresión: «Tuve reacciones, obviamente, pero por suerte no estaba, me había ido dos días antes de que cayera la Policía a casa», recuerda, y afirma que es un tema que más adelante le gustaría ampliar un poco más.

«A mi Nueva York me dio vuelta la cabeza. La primera vez que fui fue en el 69, yo no quería ir. Es una ciudad totalmente cambiante, es un flujo constante. Me enamoré de ese mundo loco, violento, paranoico pero al mismo tiempo totalmente creativo. Viví 10 años ahí, es el único lugar en el mundo donde levito 10 centímetros del cielo», asegura.

Con respecto de la entidad de quien es presidente, el centro Pen de Argentina (organización internacional sin fines de lucro para apoyar a la literatura, la libertad de expresión), manifiesta que se está proyectando hacer talleres de micro relatos en las villas y los lugares más empobrecidos de la Argentina con la finalidad de que cuenten su historia. «La idea es que aprendan el hecho literario, el peso de la palabra, y como la palabra incide en cada uno y pueden dominarte con ella», afirmó.

Con marcada experiencia en diferentes medios del país, Valenzuela hace un balance sobre la manera en que éstos tratan a las noticias y la manera influir en los lectores. «El problema de los medios es que se distorcionan la noticia. En un momento dado yo coleccioné titulares de distintos medios con la misma noticia y es peligrosa la manera en que la misma cosa se cuenta diferente. En este país, desde hace un tiempo, no te preguntan de que partido político sos, ni donde militás, ni a que iglesia vas, te preguntan que diario leés y ahí sabes que piensa el otro. En mi época periodística no se daba a conocer de manera tan explícita la línea editorial de un diario; hoy por hoy, si», sentencia.

SOBRE PERÓN
Haciendo un recorrido por sus obras, la escritora da a conocer los orígenes de su último escrito llamado «La máscara sarda: el profundo secreto de Perón». «Llegué a Cerdeña en un carnaval, donde tienen unas máscaras muy antiguas, unas máscaras pre cristianas y me organizaron una entrevista a quiens tiene las máscaras más emblemáticas de toda Cerdeña; a los 10 minutos de hablar, este señor me dijo: «Ud es Argentina?, ¿Ud sabe que Perón nació acá? Era un inmigrante que un buen dïa dejó de comunicarse con la familia y se convirtió en este importantísimo personaje argentino», afirmó. Hay libros, vienen diciéndolo desde el 51 y de golpe empezó a intrigarme porque no lo sabíamos nosotros. Pregunté y me dijo que los servicios secretos argentinos borraron todo. Quien? pregunte y me dijo Lopez Rega… pero Lopez Rega en el 51 no estaba, bueno, en realidad… si estaba. La historia no la creo, paso a avisar para que no digan que estoy un poco loca», argumentó Valenzuela y continuó con la historia en la que se basa su novela: «Existe una magia en todo ésto, las máscaras están hechas del pero selvático, la máscara de Perón, está hecha de pero. Hay un lugar además, una civilización muy antigua que está en Cerdeña que se llama la civilización Nuraga, eso traducido es «Puerta de hierro»; estaba lleno de referencias! cuando llegué a mi casa dije: ¿como armo ahora esta novela? Los sardos se basan en una frase que le dijo Perón a Pavón Pereyra, su biográfo oficial algo así como:»Yo he jugado una apuesta mágica con mi destino porque logré ocultar el profundo secreto de mi nacimiento». Se ve en la novela el profundo secreto de Perón con López Rega a la cabeza tratando de guiarlo, y dando a conocer esta tradición sarda que le daría risa a Perón. Un personaje secundario como es Juana Sosa, la madre de Perón cobra un protagonismo muy importante en esta novela, una mujer extraordinaria que Perón dejó de lado por ser aborígen».

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