Los pequeños, grandes actores que asombraron con Molière

Nunca es fácil armar una obra con más de 20 niños, entre los 6 y los 13 años. Menos, cuando el libreto es un clásico de los clásicos y lejos está de ser un guion infantil.

Marcelo Alonzo lo hizo, llevó a la escena este jueves y viernes en Espacio Solares a El enfermo imaginario; acompañó a su pequeño grande elenco y se quedó allá abajo a mirarlo. Se lo escuchaba reír durante la función, como sorprendido por los inventos y las ocurrencias de sus actores.
Porque la clave fue esa: No recitaron textos de memoria, nunca tuvieron una libreta en la mano. “Les contamos la historia, les describimos los personajes, pero lo demás lo hicieron ellos”- cuenta Alonzo- “Tratamos de que ellos las logren interpretar, no copiar, que sean libres de improvisar”.

De hecho, desde Argan, el viejo hipocondríaco, a Antonia, la mucama, los pretendientes, las madres, los parientes, todos eran personajes vivos y creíbles, en esos cuerpos de niños.

Más de un guiño cómplice, mucho compañerismo y una historia que atrapó al público de grandes y niños. Ternura, risas (muchas) y un largo aplauso final, para esos pequeños grandes actores allá arriba por más de 60 minutos, interpretando a esa obra tan irónica, ácida, divertida a la que le supieron agregar ternura y mucho de sí mismos.

Cuando ya la obra había terminado, el público se había ido y las luces estaban por apagarse, unos cuantos volvieron a subirse, cambiándose de personajes, actuaron fragmentos de la obra, repitiendo la libreta de sus compañeros: una demostración de pasión y diversión que es sin duda el mayor logro de quienes guían el Elenco Infanto-juvenil de Teatro de Solares.

No sería tan alocado suponer que de ahí, en unos pocos años, salgan unos cuantos buenos actores para los escenarios provinciales. Sin embargo, con tal sólo ver a más de 20 niños enamorados de los telones y de la comedia clásica, alcanza, para seguir apostando al crecimiento cultural de nuestra ciudad.

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