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Quedó parapléjico tras una «bienvenida» en el Ejército: otro caso que retrotrae al del altagraciense Victor Piccon

Michael Verón, de 26 años, quien fue víctima de un ritual de “bienvenida” en el destacamento militar de Apóstoles en Misiones cuando aspiraba a convertirse en suboficial, está parapléjico, sigue internado y contó que perdió el conocimiento «21 días».

“Muchas cosas no recuerdo. Fue el 8 de junio del año pasado cuando mi familia recibió la peor noticia que nos cambió la vida a todos. Estaba haciendo la carrera militar y me hicieron la bienvenida en el destacamento de Apóstoles”, dijo el soldado.

Asimismo, agregó: “Cada actividad que se hacía estaba ordenada, no me acuerdo si me caí o me empujaron o me tiraron. Acá los chicos no midieron las consecuencias y me llevé la peor parte yo y mi familia”.

“La caída en la pileta me provocó una lesión dejándome parapléjico y tuve varias intervenciones quirúrgicas. Hoy estoy con tratamiento de psicólogos y psiquiatras, se hace muy pesado esto”, relató Verón en diálogo con el programa “Yo no fui” en Radio con vos.

Después del hecho, estuvo 21 días internado en Misiones y, al levantarse, estaba con un “fuerte dolor” e “intubado”. Hoy sigue hospitalizado en una clínica de rehabilitación en la provincia de Buenos Aires y le reclama al Ejército que le dé apoyo para que no pierda el contacto con su familia, oriunda de Misiones.

“Ojalá esto cambie después de lo que me pasó a mí», expresó y dijo que «hay que poner un punto final” a los rituales de bienvenida.

Un caso que retrotrae a Alta Gracia

El hecho no hace mas que recordar lo ocurrido el 25 de junio de 1990 en el Liceo Militar General Paz y que tuvo como víctima a un joven altagraciense, Victor Piccon. Para ese entonces, Victor tenía apenas 13 años de edad y fue en uno de estos famosos «bailes» que prepara la fuerza militar, donde el adolescente sufrió una descompensación que lo dejó cuadripléjico.

A Victor, quien es hijo del reconocido bioquímico Augusto Piccon y de la escribana Cristina Mazzuco, lo obligaron a realizar repentinos ejercicios físicos después de cenar, y eso derivó en la tragedia. “Era un martes frío, cuando lo sacaron a hacer movimientos justo después de cenar, algo que estaba prohibido. Se sintió mal y lo mandaron a la cama. Un rato más tarde lo obligaron a levantarse y se descompuso. En enfermería no había médicos, no se lo entubó, no recibió ninguna medicación y lo llevaron al hospital en un auto particular”, recordaba Augusto, su papá, en una de las tantas entrevistas brindadas al respecto.

En 2015, los padres de Victor se mostraron a favor de la «Muerte Digna», aunque aclararon que «no es su caso». «Yo quisiera que cuando me esté por ir de este mundo, él sea autosuficiente. Tratamos de que lleve una vida digna», dijo el también historiador Augusto Piccon.

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