Desde las distintas redes sociales, los apasionados de los motores de todo el mundo les hicieron llegar sus saludos al «Mago» de Alta Gracia.
Oreste Santiago Antonio Berta nació el 29 de septiembre de 1938 en Rafaela, provincia de Santa Fe. Ayer cumplió 80 años. Amigo de Juan Manuel Fangio, desde sus primeros pasos en la fábrica de cosechadoras de su abuelo se perfiló como un distinto.
Ya de niño diseñaba autitos con suspensión. El juego consistía en impulsarlos a mano en un circuito peraltado y el que más vueltas daba ganaba. Los tallaba en madera de cedro, ensayaba con lubricantes y confeccionaba la suspensión con cuerdas de piano.
Después, a los 13 años, empezó a armar Cucciolos, bicicletas con motor en las que competía en secreto con el seudónimo de Pedro Sara. Eso hasta que un día su papá le dijo: “Qué hacés, Pedro”.
Cada una de sus obras -desde una leva a un auto completo- fue concebida bajo los mismos principios de trabajo meticuloso,estudio obsesivo y una gran intuición para las soluciones originales.
Bajo la misma fórmula llegaría, por ejemplo, a la locura de en 1974 desarrollar ¡un auto de Fórmula Uno! en Alta Gracia, localidad cordobesa donde desarrolló desde temprano su actividad.
Hizo autos imbatibles, como la coupé Renault Fuego de TC 2000 con la que Juan María Traverso salió campeón seis veces (86, 88, 90, 91, 92 y 93). Y otros que no ganaron, como el Berta LR, pero pasaron a la historia como obras de vanguardia, irrepetibles.
Emprendedor incansable, a quienes solo veían sus supuestos fracasos Berta parecía contestarles con la famosa frase de Samuel Beckett: “Intenta de nuevo. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor”.
Hito en el automovilismo nacional
A los 24 años rechazó un cargo importante en Industria Kaiser Argentina (IKA, luego Renault Argentina) a cambio de uno mal remunerado pero en Ingeniería. Resumámoslo así: la rompió.
Le empezaron a llegar pedidos externos que hacía por las noches en su casa, como prepararle un Gordini a un amigo de su padre. Su nombre empezaba a resonar.
Antes de los 30 años ya había preparado el auto que irrumpió en la historia del automovilismo local al salir campeón de Turismo Carretera (TC) en 1967. Fue el responsable de cerrar la era de las históricas cupecitas. Torino, ¿te suena?
Cualquier entusiasta de las carreras de aquella época recuerda con nostalgia a las famosas Liebres de TC, que también llevan su sello.
Sobre Oreste Berta, “El Flaco” Traverso le dijo a TN Autos: “Es un tipo tan impresionante que deberíamos tener un equipo de Fórmula Uno que se llame Berta”.
La admiración de Fangio
A los 30 años Berta comandó junto con Juan Manuel Fangio la Misión Argentina con los Torino en las 84 Horas de Nürburgring, Alemania. Por diferentes motivos la gesta marcó un hito deportivo nacional.
El Chueco de Balcarce, que ya cargaba sus cinco títulos de F1, decía admirarlo y juntos recorrieron varias veces Europa en viajes que Berta relata en su genial autobiografía Motores, autos y sueños.
En mayo de este año volvió a Nürburgring para girar con un Torino y recordar aquellos años. Lo hizo junto a Horacio Pagani, su amigo santafesino creador de los Zonda y Huayra, modelos actuales que llaman la atención de los grandes fabricantes del mundo.
Pagani le dijo a TN Autos: “Oreste Berta fue y es una persona muy importante en mi vida. De chico me acuerdo las Liebres que volaban, era una emoción enorme. Es uno de estos fuera de serie que nacen cada muchos millones».
Historia de vida
Aunque él siempre fue hermético con el tema, para referirse a su personalidad cinco personas cercanas consultadas hicieron referencia a un cáncer que le detectaron hace doce años.
En su momento inició el tratamiento convencional en un centro especializado de Estados Unidos, pero no dio resultado. Cuentan que ante la falta de respuestas, se puso a estudiar.
Indagó en medicina natural e investigó con la misma dedicación con que preparaba autos, practicaba deportes o se preparó como guardafauna provincial. Diseñó y puso en práctica una estricta dieta que incluía pepitas de damasco y vinagre de manzana, entre otros alimentos.
Tiempo después y tras muchos estudios le confirmaron que su enfermedad estaba controlada. Desconfiado de recetas mágicas, no dice que una dieta sea la cura, pero sí que mejora notablemente las defensas del cuerpo y, en su caso, fue una ayuda fundamental.
Leyenda argentina
Su biblioteca con 500 libros técnicos y 10.000 papers científicos no alcanza para explicar su «magia», que va mucho más allá de los resultados deportivos que consiguió.
Es justamente por su capacidad diferente para resolver que se ganó el apodo de «El Mago». No le gusta: dice que nada de lo que consiguió en su vida fue por arte de magia.
Consultado en su momento hasta por equipos de Fórmula Uno, se necesitan varios libros para entrar en detalle en cada uno de los proyectos que encaró, casi siempre contra trabas burocráticas.
Entre sus cuentas pendientes suele mencionar la academia, ya que de joven abandonó Ingeniería dos veces. Sin embargo, fueron dos universidades (Córdoba y San Juan) las que mucho tiempo después lo distinguieron con el título Doctor Honoris Causa por su trabajo como ingeniero
(Fuente TN)