El 10 de diciembre Facundo Torres deja de ser el Intendente de Alta Gracia, sea cual fuere su sucesor. En un contexto político distinto, en el que el futuro del actual mandatario no estuviese en juego para superiores despliegues (más superiores ya de ser Legislador y candidato a diputado, dicen), en realidad ya hoy debería estar de espectador y consciente que, por lo menos en Alta Gracia, su rol político, y no administrativo, debe necesariamente cambiar. Un pequeño paso al costado, de los reflectores por lo menos.
Sin embargo, lo que el veto parcial a la Ordenanza del Debate Obligatorio puso de manifiesto es que Facundo no tiene ninguna intención de dejar de demostrar su fortaleza y de tomar decisiones que lo benefician más a él que a su sucesor designado, Marcos Torres.
Era sabido que esta negativa les dejaría una ventaja a opositores externos e internos.
Los radicales, entre los primeros, hablan de miedo y protección hacia el hermano. Los del kirchnerismo de Alta Gracia Somos Todxs, pueden dejar de manifiesto ese autoritarismo de Hacemos por Córdoba que los mantiene ubicados en otra vereda.
Y los saieguistas pueden echarle en cara al Intendente que, si esta Ordenanza no es sagrada y vetarla no es antidemocrático, tampoco todo ese circo del Código electoral y las acusaciones de “golpistas” por querer frenarla, tiene ya mucho fundamento. Chapeau.
Las razones que brindó Torres apuntan a la gente, pero tal vez no digan las cosas como son. Primero, porque la Ordenanza que entró el 15 de mayo jamás contempló las PASO. Segundo porque donde el debate es obligatorio, como para las Presidenciales, no involucra el proceso de las primarias. Esa explicación, fácilmente atacable, fue aprovechada sin embargo por los radicales en carrera para el Sillón de Lepri, de una forma algo baja, discursivamente pobre, que hace dudar de su capacidad de análisis.
En un contexto en el que Facundo Torres aspira a ocupar grandes cargos en la gestión provincial, si es que no vuela a Cámara Baja por una serie de movimientos que se podrían dar, dejar que el candidato oficialista de Hacemos por Córdoba se sometiera a debate, cuando ni Llaryora ni Schiaretti lo hicieron, era un signo de debilidad política que no podía dar. No con un Walter Saieg, en la cresta de la ola por su apoyo manifiesto a Alberto Fernández.
Y que Marcos Torres pague las consecuencias si es que, realmente, por algo así las hay.
La estrategia de Morer y compañía de apuntar con discursos acerca del “hermanito”, el “miedo”, “no sabe hablar”, es subestimar al electorado, cosa que desde Cambiemos parecen no querer dejar de hacer.
Deberían entonces explicar cómo puede ser que el “hermanito miedoso” de Facundo logró un 42%, en el marco del 55% de su partido. Dudando que, luego de años en la política, luego del 2015 a nivel nacional, crean que todos los votos sean transferibles. Entonces ese mismo discurso, no sólo subestima al elector sino que los rebaja a ellos mismos.
Morer entre una cosa y otra es la tercera vez que se presenta y, un hermanito, le gana por 12 puntos. ¿Tan mal están?
Y, por otro lado, si esos votos son transferibles con tanta facilidad…¿ porqué Morer no quiso nunca resignar ser cabeza de serie indicando que era el dueño de las encuestas?
Es llamativo además que concejales que hacen campaña para su lista desde sus bancas (y con los sueldos que les pagan los vecinos) cuestionan un evento y cachet de handball, cosa que enfureció al mandatario que, una vez más, no dejó de manifestar su desapunto de forma pública.
Los ediles, entonces, dejan que todo suceda, dejan que el evento se haga y luego, lo cuestionan. Esa sí, ¿es plata de todos bien gastada?
Ahora, Marcos Torres debería con ese resultado de las PASO y de una vez, empezar a levantar el perfil y la voz como Intendente y como Señor en su tierra e impulsar al hermano a dar sus batallas políticas en otros ámbitos y en otros micrófonos. Ser socios, implica eso. Walter Saieg no está sepultado, como en un momento desde el torrismo quisieron vender y aún quieren pretender. Está cerca de quien posiblemente sea el próximo Presidente y, de seguir esa interna con vedettismo y venganzas, que ya desgastó demasiado al peronismo local, debería hacerse ya lejos de esta ciudad.
Por lo menos, hasta el 22.
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