Sociedad

Caja santa: el santuario de la Virgen de Lourdes moviliza millones de pesos

“La fe mueve montañas”, aclara el dicho popular, y ésto se puede notar aún más en festividades como la de la Virgen de Lourdes donde miles de personas se trasladan hasta el santuario para cumplir promesas, pedir o agradecer desde distintos puntos del país. Sin embargo, estas congregaciones religiosas no se limitan sólo a eso, también hay otro costado, uno que involucra más actores y tiene que ver con el dinero que mueve (tanto en ingresos como en egresos) este sistema cada año. Esto es algo de lo que desde la iglesia no se quiere mencionar, pero que hace al funcionamiento de una estructura que mueve millones. La fe, por su parte, transita otro carril.

Caja santa
La santería de la Gruta tiene movimiento continuamente. Las ventas, no cesan, pero se incrementan notablemente los fines de semana cuando los turistas llegan a conocer el lugar santo; y aún más cada 11 de febrero o Semana Santa. Los precios son de lo más variados. Hay rosarios, estampitas y hasta imágenes de santos que rondan los 300 y los 500 pesos. El común de la gente podría suponer que, si bien el ir y venir de fieles es constante, ésto no se transfiere a las ganancias, sin embargo se recaudan importantes montos.

Hasta hace algunos meses, la caja registradora de la santería estuvo intervenida por la Justicia, debido al juicio de un ex empleado por lo que se le retenía un porcentaje diario. Luego, por disposición de la Iglesia, “se arregló” con los abogados intervinientes y se canceló la deuda, unos días antes de Semana Santa. Quienes estuvieron a cargo de esa intervención, le confesaron a Resumen que se recaudan entre 80 y 100 mil pesos por día los fines de semana, y entre 40 y 60 mil los días de semana. Pudiendo alcanzar los días de festividad el millón de pesos.

“Se manejan cifras increíbles; la verdad, hasta que no me tocó verlo, no podía creerlo”, sostuvo el martillero que tuvo a cargo el procedimiento; y a la vez dejó entrever que otro tanto ingresan por donaciones, misas y servicios. Por otra parte, agregó: “Lo notable de todo ésto, además, es que la iglesia pareciera vivir en un sistema diferente al nuestro porque prácticamente no dan tickets y no hay libro donde se registren las ventas. Incluso las ventas de bajo monto ni siquiera quedaban anotadas en algún lado ”, agregó.

De todos modos, parecería que este monto no es suficiente, debido a que la congregación religiosa que actualmente está a cargo, asegura: “si no tuviéramos santería, no podríamos mantener este enorme predio, ni pagarle a los empleados. El restaurante es concesionado, por lo que el único ingreso más firme que tenemos es el de la santería; en todo tipo de espacios religiosos de este tipo hay santerías”.

La contención de los fieles
Este año se dio un hecho muy particular. La presencia de los fieles se dividió en dos, ya que el domingo 11 de febrero (día en que el grueso de la peregrinación llega desde la ciudad de Córdoba) había cerca de 30 mil personas, y el lunes 12 un número similar. Sin embargo, una importante cantidad ya estaba instalada en la ciudad días antes, más precisamente en el camping del Parque García Lorca. El lugar, no estaba habilitado, sin embargo, rompieron alambrados y cercas y se asentaron hasta el martes. Desde el municipio afirmaron que “sacarlos es peor, es complicar aún más la situación porque no tienen otro lugar donde acampar, así que preferimos dejarlos, ambientar la zona y decirles que se retiren la próxima semana”, dijo Marcos Torres desde la Secretaría de Gobierno en aquel momento; uno de los pocos funcionarios que quiso hablar al respecto, ya que muchos prefirieron abstenerse de opinar sobre un problema recurrente. Lo cierto es que, además de lo abrupto del ingreso, algunos vecinos se quejaron por el volumen de la música y los desperdicios que dejaron al retirarse. La problemática del camping del parque no es nuevo. Año a año se escuchan los mismos reclamos de quienes deben convivir con esta situación, pero al parecer nadie puede ponerle el cascabel al gato.

Considerando que se trata de una festividad religiosa, y teniendo en cuenta la cantidad de metros cuadrados que parecieran no tener un uso específico dentro del predio de la Gruta (al menos por ahora), este medio consultó al padre Javier Cucotti, fraile de Carmelita Descalzos quien está a cargo del lugar desde hace 11 meses, quien manifestó la imposibilidad de contener en ese espacio a los fieles y aseguró que se trata de un tema “difícil de resolver”, que necesitaría del debate de quienes forman parte del operativo de seguridad y la iglesia (ver nota aparte); debate que aún no se ha dado.

¿Mercado persa?
En cuanto al mercado que se arma en calle Butori, las opiniones también son dispares, hay vecinos que hablan de su disconformidad de que ésto obstruya toda la arteria, y hay otros que “hacen algo de ganancia” alquilando los espacios ese día. Lo cierto es que hubo alrededor de 120 puestos que pagaron aproximadamente 400 pesos cada uno. Lo que hace un total estimativo (ya que cada alquiler depende de los metros cuadrados) de 48 mil pesos, una cifra por demás inferior a la inversión que hace el Estado en poner en funcionamiento el operativo.

Alrededor de 150 policías trabajaron en el mismo, 35 voluntarios de Defensa Civil (de los cuales cuatro son becados, es decir, que cobran sueldo), y una cifra similar de inspectores de tránsito, bromatología, inspección general, etc, quienes cobran horas extras por el trabajo realizado esos días. ¿Realmente debería hacerse cargo el municipio de ésto?. Desde el santuario sostienen que, gracias al control ejercido en los últimos años por parte del gobierno, las cosas mejoraron y estuvo mucho más organizado, pero no saben de qué manera podría regularse una actividad que consideran “necesaria para los fieles que asisten”. Aseguran, además, que es un tema que deberían coordinar entre todos los actores para encontrarle una solución: “Lo que siempre pedimos es que no se use el predio, que eso esté afuera, porque si vos le das permiso a uno o dos, después se transformaría este espacio en un mercado persa. La santería es de acá, con eso se mantienen los empleados y el santuario. Sin eso, sería difícil. Los únicos que reciben aportes son los obispos, del sueldo del Estado. Las iglesias siempre se mantienen con los fieles; y nosotros, las comunidades religiosas, también nos mantenemos con la limosna. Afuera, vemos que la gente también necesita vivir, comer. Yo no conozco cada realidad de esta gente, pero sería ideal que tengan bien los puestos, como varios ya se han venido a vivir, han hecho su negocito estos últimos años, que sea algo estable. Porque claro, estos puestitos les quitan a los otros, que están todo el año, que pagan los impuestos. Es un poco injusto. Habría que pensarlo, no es fácil; quizás necesitaríamos armar algo entre todos. El municipio ha logrado mucho en los últimos años, que no haya tantos campamentos acá. Antes era un desastre ésto, alrededor de 20 años atrás. Los frailes anteriores, contaban que acá había acuchillados a la noche, o sea, era bastante complejo el 11 y en torno a esos días. En estos años, no se ve eso. Eso fue un logro de la Municipalidad, la Policía, Defensa Civil y todo el operativo que lo ha calmado mucho. Prácticamente no hay muertos estos años, por ahí alguna peleita nada más, pero no es tan descontrolado. Pero en todos lados se forma ésto, forma parte del folklore. Nosotros acá optamos por cuidar un poco los espacios, que la persona que venga pueda encontrarse un poco en el silencio, pueda encontrarse consigo misma, pueda rezar. O sea, tener como un oasis en medio de este mundo alocado”, señala el sacerdote al respecto.

“Si la gente acampara adentro del predio, esto sería un caos”

Hace poco más de 10 añós atrás, el límite del Santuario estaba delimitado con escaso alambre perimetral que en algunos sectores no era suficiente, por lo que los fieles ingresaban y se instalaban durante la festividad; muchos incluso, colocaban carpas y aguardaban ahí mismo el momento de la misa. Sin embargo, esa costumbre fue erradicada -a través del recambio de sacerdotes que sucede cada tres años-, se reparó el cerco y además se agregó un cartel de “Propiedad Privada”. Hoy por hoy, no se permite el ingreso a esa zona y desde la iglesia tienen un fuerte discurso al respecto: “Si la gente acampara adentro del predio ésto sería un caos. El tema del acampado acá es que ésto se reserva como un lugar de culto.¿Cómo sería si ésto pasara en una iglesia, la iglesia de La Merced misma por ejemplo?, si la gente acampara adentro no se podría controlar y no habría espacio para la oración”, afirma el fraile. El ingreso a la Gruta está plagado de carteles.”Prohibido el ingreso con mascotas, prohibido celular, prohibido fumar, prohibido circular con ropa inapropiada”, etc; y en todos se remarca la inscripción “propiedad privada”. Los baños, además, están concesionados, pero cada año la congregación se encuentra con la dificultad de que “no tienen fondos suficientes para repararlos”.

De propiedad privada a camino santo

En el espacio verde que rodea a La Gruta se está planificando hacer un Camino de la Virgen, y hasta se tiene pensado construir la gruta de Santa Bernardita, emulando la que se encuentra en Francia. “La idea es construir bancos y hacer que ese lugar sea un espacio de recogimiento, pero también de recreación para los más chicos”, sostiene el sacerdote, quien asegura que, si bien el proyecto está pensado hace tiempo, no hay fondos suficientes para llevarlo adelante.

Mostrar más
 

Noticias Relacionadas

Comentarios:

Botón volver arriba