Desde julio del año pasado, mes de las PASO, que nadie paga la luz en la sede del Partido Justicialista.
En aquel momento, ni se usaba ya que por la interna, cada uno hizo su búnker a parte y en Arzobispo Castellanos, sede en manos del Legislador Walter Saieg, no iba nadie.
El Presidente del PJ del circuito de Alta Gracia sigue siendo Saieg. El Vice, Marcos Torres.
A nivel Departamental, el Presidente es Facundo Torres.
En todo caso algunos aseguran nada de todo esto es, de veras, muy regular y habría que rearmar todo. Pero las llave del partido las tiene Saieg y, simbolicamente, no las entrega.
Eso sí, luego que el 12 de mayo hubo ese episodio grotezco de empujones e insultos, frente a un triunfo que, supuestamente debía ser de todos.
Luego de julio, cuando las PASO establecieron que el candidato de Hacemos por Córdoba, que integra como partido mayoritario al Justicialismo Cordobés, se vinieron los primeros reclamos por las llaves.
El sector de Walter Saieg, en ese momento ya había empezado su campaña para el ahora Presidente de la Nación Alberto Fernández. Como esa carrera no era incompatible con el corte de boleta de Juan Schiaretti se trabajó relativamente juntos o, por lo menos, lavando la ropa sucia puertas adentro.
Hasta octubre, cuando el delasotismo de Saieg alquiló y armó su propio bunker y en el PJ local quedó la campaña de la lista que integraba, como diputado Facundo Torres.
De hecho, la noche en la que Fernández se convirtió Presidente de la Nación, festejaban allí los torristas, juntos con el flamante Intendente, el éxito del corte de boleta. Pocas cuadras más allá, festejaban también los de Saieg, por la misión cumplida a nivel nacional.
Pocas horas después el búnker delasotista de Fernández fue desmantelado, y otra vez empezó la cuestión de las llaves del PJ. Torres en una entrevista con este medio aclaró que el Intendente (Marcos Torres) debía ser la autoridad partidaria. Y ahi las cosas se volvieron más asperas.
La sede se cerró, ya con una deuda de EPEC de 5 mil pesos que hoy ascendió a 14 mil.
Sin luz, sin medidor, la sede del PJ enfrenta un vacío que se vuelve un espacio desaprovechado, por la militancia o por las actividades sociales que bien podrían darse.
Ni hablar de esas sanas reuniones partidarias con algo de mística. ¿Volverán? o habrá que esperar al 2021?
Lo lograron los radicales, en paz cuando la interna entre Mestre y Negri implicaba una situación extraña, ya que las llaves las tenía el negrista Allende pero la UCR, como institución partidaria, iba con Mestre.
Lo lograron a los pocos días, volviendo a reunirse como Juntos por el Cambio para la campaña y siendo búnker de toda la coalición en agosto.
Y la siguen usando, luego de todas las peleas y las derrotas para distintas actividades.
¿Tan difícil es para el peronismo ponerse de acuerdo y darle un uso social y político a la sede del partido que gobierna la ciudad?
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