“Todo nació por una necesidad”, sostiene José Luis López, presidente del Centro de Jubilados Nuevo Amancer, quien fuera el creador de la feria de usados más grande de la ciudad y que cada fin de semana convoca a decenas de personas. “La Saladita”, como ya muchos la llaman, funciona en el predio colindante a la ruta 5, a la altura de El Crucero y tiene de todo: ropa, calzado, utensilios, juguetes y hasta plantas. En sus mejores días alberga a más de 60 puesteros, que en muchos casos, se vienen de diferentes ciudades a “hacer la diferencia”.
Fuente de trabajo
Si bien cada uno tiene una historia especial de vida, la mayoría de los vendedores coincinde en que la feria “es su fuente de trabajo” y que marca una crisis general que se manifiesta de esta manera. “Vengo de Santa María de Punilla. Es un gran sacrificio porque tenemos que estar desde las 8 hasta casi las 20 hs pero sé que con esto tengo la comida de toda la semana.”, afirma Susana, una de las puesteras. María, por su parte, llega desde Bº Ciudad Mi Esperanza de la ciudad de Córdoba y asegura que allí los costos son mayores para participar de una feria por lo que conviene viajar hasta acá. Carlos, en tanto, es un vecino de Alta Gracia que pelea por concretar su jubilación. Mientras tanto, y debido a su problema de columna, se convirtió en un feriante más que ofrece plantas y artesanías hechas con elementos reciclables.
Un costo que discuten
Participar de la feria tiene un único costo fijo de $50 que lo constituye el alquiler del tablón que se utiliza para exhibir las prendas. El uso del baño y el agua caliente lo proporcionan el Centro de jubilados de manera gratuita. Más allá de que una ganancia promedio en un buen día de venta oscila los $800; algunos puesteros se quejan por el valor del alquiler y pretenden que disminuya. En respuesta a esto, López afirma: “A los tablones los sub alquilo, a mí me cuestan alrededor de $35 y considero que $50 no es un valor alto siendo que toda la ganancia queda limpia para el puestero”, sostiene, y agrega: “Son dos o tres los que se quejan y traen mantas para no alquilar, el resto, lo entiende”.
Todas las clases sociales
Una de las cosas que más causa sorpresa es la variedad de clases sociales que recorren y compran en la feria. “A todos nos ha afestado nuestra economía; la situación que vive el país”, reflexiona sobre el tema Marcelo, otro de los feriantes; mientras que Horacio, un carlospacense, afirma que la feria “es un llamador turístico y la ciudad debe conservarla como tal”. En “La Saladita” se puede encontrar una remera a $5, un buzo a $20, un mate a $10, un jean, un velador o una artesanía en madera a $40, o un coche de bebé a $150. Hay de todo y para todos, y la concurrencia lo demuestra día a día.
JOSÉ LUIS LÓPEZ (Pte. Centro de Jubilados)
“Venía gente a pedirnos cosas y nosotros teníamos muchísima cantidad de donaciones. Se nos ocurrió un día decirles que comenzaran a venderlas dada la terribe situación económica que muchos tenían. Al principio fue dentro del Centro de jubilados hasta que era tanta la gente que venía que algunos comenzaron a cruzarse a vender bajo los eucaliptus. Pedimos permiso a la Municipalidad y así arrancó la feria casi sin pensar hace un año”.
El furor de las ferias se instaló, pero no se legisló
A pesar de que diariamente funcionan, al menos, 4 ferias por barrio y que algunas ya llevan varios años abriendo sus puertas, nunca se legisló al respecto; no existe una ordenanza que las habilite a trabajar.
Según se estipula, las ventas cirsunstanciales no necesitan habilitación, pero las que se realizan recurrentemente deberían cumplir con ciertos requisitos.
Hay una realidad social, y la marca la creciente convocatoria que tienen estas “ventas de garage”; sin embargo el Concejo Deliberante nunca se expuso al respecto, ni se pudo encontrar ninguno de los concejales visitandolas a fin de reglamentar el funcionamiento de las mismas. Según se conoció, este fin de semana se hará una inspección general desde la Municipalidad, aunque, como sucede en otros ámbitos, argumenten que el municipio no tiene “poder de Policía” para controlarlas.