Mionca, en se segunda noche vio pasar a unas 10.000 personas. Seguramente este festival está marcando un cambio de tendencia, por su formato, su público y su propuesta.
Hay marcas de Mionca que ya algunos llevan bien visibles a su casa. No pasan desapercibidos los jóvenes (y no tanto) luciendo sus tatuajes aún frescos, envueltos en papel film, hechos por la Fundación «Tatuaje por una Sonrisa” y cabezas orgullosas con pelo fucsia, cresta, cortes rockeros hechos en la carpa que el tatuador comparte con el peluquero del Rock, Coco Capdevila.
La historia de “Coco”, dueño y creador de Rock and Pelu, es conocida.
Cuando tenía 16 años, su padre músico y policía lo manda a trabajar y le sugiere como oficio rentable que sea peluquero o albañil. Coco andaba con camperas de cuero con tachas y escuchaba música trash metal como Hermética. Sin embargo, frente a esa alternativa, empezó a estudiar peluquería y a los 18 años ya era peluquero profesional.
En el transcurso de estos veinte años que pasaron, tuvo dos negocios; uno en 2001 que no pudo sostener, más que todo por el contexto económico del país y otro en 2005, que tampoco anduvo bien. Hasta que logra instalarse con “Coco Capdevila. El artesano del cabello” en la recta Martinoli de Córdoba, que se convertirá luego en la ya legendaria «Rock and Pelu».
El rock, el heavy metal, por sobre todo, sigue siendo su pasión y estilo de vida. Espectador infaltable del Cosquín Rock, un día, se mete en la cabeza, esa misma de la cresta, que quiere unir ambas cosas, quiere ser un “peluquero del rock”.
Primero, y no fue fácil, debía llegar a José Palazzo, lograr que se le aparezca como cliente, aunque sea por una sola vez.
Demoró, lo siguió pacientemente por twitter y lo invitó. Cuando por fin logra tenerlo, tijeras en la mano, le propone su idea: que el Cosquín Rock cuente con un servicio de peluquería con cortes para público y además para todo lo que fuese backstage.
Coco no sabía que su idea en ese momento podía ser “ muy europea”. Y José tampoco, hasta que viajó a Dinamarca y en un Festival Roskildel vió a unos peluqueros tiñendo el pelo de la gente.
Es ahí cuando comienza todo el recorrido de la Rock and Pelu, que desde 2014 está en el Cosquín Rock y llegó a superar las 400 cabezas “rockeadas” por noche.
En diálogo con Resumen, Coco, además de contar su historia, comenta su experiencia en lo que va de Mionca, hasta ahora.
¿Cómo es el público de Alta Gracia? Esto es algo distinto del Cosquín Rock.
Esto es justamente lo que noté y hablé con los chicos de la organización. Nos está yendo muy bien, pero por supuesto que es un público que no se anima tanto. Muchas familias, no es gente tan dispuesta y nos ven un poco como bichos raros. Sobre todo los peinados. Pero muchísima aceptación y muy buena onda.
Este podría ser el desafío. Que dejen de alguna manera una marca, no sólo la visible en el color del pelo
Eso es exactamente lo que queremos lograr con Rock and Pelu, porque además somos los únicos en Córdoba. Cada noche de Mionca se van a animar más, y el año que viene, aún más.
Vos estás muy identificado con el ambiente del rock, desde el nacional al heavy metal, que es más lo tuyo. Mionca ofrece otro marco músical. ¿ Cómo te sentis con eso?
Esta fiesta tiene mucha onda, nos encanta toda la música. Se nota que hay muchos jóvenes, y muchos rockeros que se acercan. La verdad, es un ambiente en el que nos sentimos muy cómodos.
A nivel económico, ¿la gente se acerca tímidamente o se lanza?
Ofrecemos 9 servicios, 6 cortes, color, y extensiones de rastas. A diferencia de Cosquin por ahí hay un poco más de resistencia. Tanto en animarse a un cambio y también en el pagar 150, 200 pesos para eso. Pero nos está yendo muy bien. Calculo que superaremos las 150 personas.
¿Quiénes son los que más se prenden, las chicas?
Para los cortes los hombre y los niños, muchísimos niños. Las chicas piden mucho el color, pero pocas se cortan. Aún no se animan a raparse o al pixie, por ejemplo, el corte famoso de Miley Cyrus.
El tema de la administración de negocios siguió siendo una preocupación para vos. ¿Cómo pudiste lograr que el negocio lograra el éxito?
Aprendí, la administración no es lo mío, pero de mis errores aprendí mucho. Además participé de Desafió Mostrador, un reality de Guillermo González sobre el mundo de los negocios. Y ahí aprendí más herramientas y lo conocí a Mariano Miranda (altagraciense dueño del exitoso vivero Tramo, quien también participó del reality)
Ahora estoy remodelando mi local, vamos a poner un escenario para música en vivo mientras cortamos. Vamos creciendo.
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