Con una escenografía bien armada y preparada, que sabía aprovechar el espacio del escenario del Cine Monumental, se presentó Gabriel Rolón, psicoanalista, escritor, presentador de radio, músico y actor. El elenco estaba conformado por nada más ni nada menos que su esposa, la brasilera Cynthia Wila; Carlos Nieto y la hija del psicoanalista: Malena Rolón.
Con una introducción cómica, digna de una marquesina carlospacense, se desarrolló la historia entre Wila y Rolón, que se interpretaba a sí mismo. La obra en sí apelaba a todos los elementos de la vieja escuela teatral: juegos de luces, movimientos congelados e intérpretes que convivían en las mismas tablas, pero sin interactuar entre ellos, siempre y cuando se tratara de dos escenas individuales. Es digno de destacar el manejo, ya sea del director como de los actores, el tono de comedia y de drama.
La trama comenzó a hacerse más compleja y oscura, y era imposible no conmoverse con la temática abordada. Cabe destacar que la historia representada corresponde a una historia real, de una paciente de Rolón. Sin representar escenas de violencia, el maltrato hacia la mujer estaba presente y latente. El objetivo estaba logrado: el público estaba conmovido y la función finaliza dejando al espectador con preguntas, o por lo menos, más de una reflexión.
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