La presentación de listas puso el punto final a toda suspicacia

El sábado pasado se terminó definitivamente toda incertidumbre: el nombre de Facundo Torres no está en la lista candidatos a diputados de UPC de cara a las PASO de agosto y a las Legislativas de Octubre, aunque desde hace varios días atrás el propio intendente afirmó “que se mete de lleno en la campaña”.
El primer lugar es para Martín Llaryora (vicegobernador de la provincia), el segundo lo ocupará Alejandra Vigo (Secretaría de Equidad y Promoción del Empleo), en tercer lugar, el que podría haber sido de Torres, se encuentra Paulo Cassinerio (Presidente de la Agencia Córdoba Joven), el cuarto será ocupado por Daniel Passerini (Legislador Provincial, mientras el quinto lugar correspondea Claudia Márquez, coordinadora del Consejo Municipal de Violencia de Género de Río Cuarto.

Sobreexposición
En realidad, dentro del círculo íntimo del Intendente eso ya estaba prácticamente oficializado y quedó demostrado por una cierta distensión política en durante la última semana, sobre todo en seno al gabinete, que podría verse profundamente modificado con la partida del mandatario, quien, por otro lado, remarcó siempre su firme intención de terminar su mandato.
En estos escasos dos meses, desde que el nombre de Torres apareció entre los posibles candidatos, se han escuchado distintas versiones acerca de la fuerte y repentina exposición de nuestra máxima autoridad municipal.
Quienes, por momentos, sostuvieron que la cercanía con Schiaretti, sus fuertes y claros discursos acerca de la renovación de la dirigencia y de los jóvenes intendentes y funcionarios, además de ciertos números de consenso, respaldaran esta posible candidatura. No sería descabellado pensar, además, que en un barajar de cartas se lanzaran distintos nombres, para luego ir observando opiniones, mediciones y contrastes.

Por otro lado, quienes pensaron en una operación mediática estratégica del mismo Torres, para que su nombre se fuera instalando cada vez con más fuerza en el ámbito provincial.
Por último, están los que hablan de una ”sobreexposición” tal vez dirigida, hacia el intendente, para que sus ambiciones se vieran complicadas por una posibilidad remota y una frustración que podría costarle caro.
La confirmación de que Facundo Torres se queda en Alta Gracia trae un suspiro de alivio de parte de muchos. Para la ciudadanía eso significa no tener que transitar una etapa de cambios, incertezas y retrasos en muchas áreas, más allá de la posibilidad de que proyectos y anuncios queden truncos.
En cuanto al posicionamiento del joven intendente, sea cual fuere lo que lo llevó a aparecer como posibilidad (y en uno de los primeros lugares), parecería ser un hecho. Porque en política, cuando todo, o casi todo, pasa por las negociaciones de la mesa chica, la sobreexposición o se paga o se cobra. Estará en la habilidad del mismo Torres, en su compromiso con la campaña y en el fortalecimiento de su gestión, sacar provecho de esta situación.

Renovación
A menudo con tal sólo observar las posiciones simbólicas alrededor de los que deciden, se pueden sacar buenas conclusiones. Los enredos y las suspicacias, muchas veces vienen desde adentro para que nada sea tan obvio y para que el mazo se pueda volver a mezclar hasta minutos antes del cierre, si aparecieran consensos sorpresivos.
Hace pocas semanas atrás, se lanzó la candidatura de Llaryora en el Quality. Quién habló antes de él, fue justamente Cassinerio, el elegido como tercero en la lista, un joven de bajo perfil, pero de gran arrastre en cuanto a la juventud; con un discurso más testosterónico, tal vez, con respecto al paternalismo de Llaryora, que apuntaba más a sus pares de militancia que al trayecto que lo llevó a posicionarse.

Apostar a la renovación y a la juventud tiene implícito el desafío de alentar, fomentar y alimentar a los nuevos cuadros y a la inclusión de nuevas generaciones de militantes.

Las elecciones legislativas no tienen tal vez esas implicancias de cambios políticos que enciendan los ánimos, pero, tal como pasa con las eliminatorias del mundial de fútbol, tienen que mover, convencer y fanatizar. Porque, aunque falte mucho, nunca hay que dar por sentado que las plateas, una vez que empiecen los partidos definitorios, se llenen solas.

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