Cultura

La obra de Brochero llegó a la Legislatura de la mano de un altagraciense

“Son esas cosas que uno no entiende, pero pasan”, dice Julio Incardona, el altagraciense por adopción que fue homenajeado por la Legislatura hace algunos días. De esta manera no solo califica lo sucedido en el legislativo cordobés, sino toda su vida. Una vida que dio un vuelco hace algunos años y lo llevó desde la kinesiología que realizaba en CRECER hasta el taller repleto de imágenes que por hoy por hoy se encuentran a pocos metros de la gruta de la Virgen de Lourdes.

En cuanto al homenaje, cuenta que el encuentro con la autora de la iniciativa, la legisladora de la UCR Amalia Vagni, fue casual y que simplemente se dio: “Un día me encuentro en un balneario de Anisacate con Amalia y Andrea (una amiga) y nos pusimos a charlar de Brochero, de los milagros que ocasiona y la devoción que yo tengo por él. Parece que después ellas se quedaron hablando, y a la semana siguiente me llama Andrea y me cuenta que Amalia me quería hacer una entrevista porque me iban a dar un reconocimiento. Le dije que le avisara que se acostara hasta que se le pase (risas). Cuando Amalia vino a visitarme en el taller me explicó de qué se trata el reconocimiento y le dije que creía que no era adecuado. Siempre pensé que los reconocimientos deben darse cuando uno es grande, yo todavía estoy verde, recién comienzo con ésto, pero ella me convenció cuando me dijo que con esto le dábamos un apoyo mayor a Alta Gracia. Fue un orgullo sentir el nombre de la ciudad resonando en la Legislatura”, recuerda sobre el acto que se llevó adelante hace 10 días.

Cabe destacar que luego del anuncio, Julio decidió hacer un Cura Brochero para la Legislatura y dejarlo en el lugar por lo que comenzó a trabajar en una imagen que ya tenía premoldeada. En cuanto a los rasgos que debía tener este Brochero que iba a custodiar la entrada de un lugar tan especial, Incardona, asevera: “Me vino la imagen de él cuando entró a hablar con un Presidente y contó después “Me presenté a hablar con él sin más que mi linda cara”, bromeando lógicamente. Entonces para la imagen pensé en el buen humor que él tenía, en la sonrisa, en la alegría para que cambien el humor de ellos y la forma de tratar los proyectos. Le hice una cara pícara, y le agregué el mate para que las discusiones sean en ronda de amigos, con diferencias, pero con respeto”, sintetizó. Actualmente la imagen de Brochero se encuentra a la entrada del recinto, una más de las tantas que el artista tiene distribuídas en diferentes partes del país; como por ejemplo la que se ubica en la Plaza del Fundador, en la ciudad de Córdoba, lugar donde el presbítero estudió.

Un poco de historia

Julio Incardona fue alumno de Luis Hourgras, a quien califica de “maestro y amigo”, por lo que guarda su foto junto a la de su querido Cura Brochero, del cual no solo es modelo de la mayoría de sus obras, sino también origen de su devoción. Los comienzos en el arte, no se pueden encuadrar dentro de lo clásico, sino más bien como un hecho casual: “Estábamos mal económicamente con Verónica (mi esposa), era la crisis del 2001; yo era kinesiólogo, las obras sociales no pagaban, y la verdad había que hacer algo más, nunca pensé que ese «algo más» se convertiría no solo en medio de vida sino en el despertar de algo muy especial. Comencé a trabajar la madera y a vender tablas de algarrobo, después me enteré que había una señora que hacía imágenes de la virgen y le anexe eso también. Más adelante el padre Alejandro de la iglesia de Fátima me dio una imagen grande para que restaurara y lo hice, y empecé a probar, y probar de manera empírica y usando mis nociones de anatomía de fisioterapia. Un día me enteré de que estaban dando un curso en el Museo Dubois, me anoté y ahí conocí a Luis…y a partir de ese momento aprendí el oficio y muchas cosas más que hicieron un gran cambio en mi vida, sobre todo en la parte interna. Él tenía una técnica única pero además los objetivos muy claros, y eso se nota en cada obra”, manifiesta, mientras observa un retrato de Hourgras que tiene entre guitarras y esculturas en su taller.

La Pasión
El artista manifiesta que su pasión por la obra del curita de Traslasierra no tiene una fecha fija, y lo dice mientras se llenan los ojos de lágrimas cuando lo observa. Habla de una niñez con viajes al pueblo del sacerdote y de alguien que alguna vez le contó más detalladamente su historia; sin embargo, no repara detalles al aclarar que el sacerdote le cambió la vida, y, lógicamente sigue haciéndolo, porque al mencionarlo, siempre habla en “presente”: “Si le prestás atención es un personaje sabio, místico, distinto”, asegura, y agrega: “Cuando estaban en el proceso de beatificación, el Monseñor Santiago Olivera se enteró de que yo hacía sus figuras y me apareció acá, entró al taller y me dijo que le gustaba lo que estaba haciendo y hablamos mucho sobre él. Es difícil calificar a un escultor, hay diferentes técnicas. A vos te dan una foto y la hacés, pero cuando haces una escultura que tiene que tener sentido como la del cura Brochero, es diferente. Cuando le miré la cara comencé a sentir muchas sensaciones, de mirarlo nada más, y de ahí surgió todo”, finaliza.

Es importante señalar que quien quiera formar parte de las clases que el artista brinda en el Museo Casa Taller Gabriel Dubois puede asistir los miércoles de 9:30 a 12:30 o de 14 a 18 hs. Sus clases se alternan entre otras de pintura, tallado y escultura, cerámica o vitreaux avanzado que también tienen a excelentes profesionales a cargo. Las inscripciones están abiertas y se pueden hacer en el museo, ubicado en calle Gabriel Dubois 343, o en el teléfono 421478.

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